Meditémoslo serenamente

Heredado de los programas de doce pasos quiero destacar algo que siempre que lo leo, me agrada mucho “Pregúntale a Dios en tu meditación matutina, qué puedes hacer cada día por la persona que todavía está enferma. Las respuestas vendrán, si tu casa está en orden”. Con lo anterior se confirma aquel aserto que dice que, en oración le hacemos nuestras peticiones a Dios, y en la meditación escuchamos su respuesta, procesos los que, al involucrarlos en nuestra vida diaria, facilitan el hacer de ella algo grato y mucho más fácil de llevar.

De otra parte, el pedir para dar y no solo para recibir, tiene el efecto curativo que nos facilita perdonar a aquellos que hemos o que nos han ofendido, bien haya sido esto a través de agravios verbales o de cualquier otra índole, los que en la mayor parte de los casos ni siquiera lo son. El meditar para mi se vuelve algo bien sencillo cuando, concentrándome en mi respiración, logro un propósito muy importante cual es el de calmar mi mente, preparándola de tal manera para enfrentar, con serenidad y buen juicio, las diversas situaciones que con alguna frecuencia se me presentan en la vida.

Tranquilidad de espíritu

¿Defectos, quien no tiene defectos? Prácticamente nadie por supuesto. Las religiones los llaman los siete pecados capitales, aunque yo, para no darme tanto palo, prefiero catalogarlos como defectos de carácter, así como he aprendido a creer en Dios, tal y como yo lo concibo. Pero, cuando analizamos algunos de estos defectos, y los hemos discutido con otra persona, ¿estamos dispuestos a tenerlos eliminados? Pues claro que sí, siendo en este momento cuando nuestro pensamiento sobre la humildad comienza a tener un significado más amplio.

En tal caso, con toda probabilidad, hemos ganado alguna medida de liberación de nuestras desventajas más devastadoras. Disfrutamos de ahí en delante de aquellos gratos momentos en los que hay algo así como una auténtica tranquilidad y empezar una manera más positiva de ver la vida, tranquilos, y mucho más serenos.

Algunos intentan vivir por autopropulsión

Me encantan los programas de Doce pasos ya que de ellos surgen ideas que identifican cual más los comportamientos de las personas. En uno de los libros contenidos en las diferentes escuelas vinculadas por estos pensamientos, se expresa que “La mayoría de la gente intenta vivir mediante la autopropulsión “, interesante concepto que bien vale la pena analizar. Continua el interesante texto diciendo que “estas personas son como un actor quién quiere dirigir todo el espectáculo ya que siempre está tratando de arreglar las luces, el ballet, la escenografía y al resto de participantes, según su propia coreografía, mejor dicho, un Evangelio de acuerdo a su propia versión. Si sus arreglos se quedaran quietos, si la gente hiciera lo que él quisiera, el espectáculo sería genial.

¿Y qué pasa entonces cuando las cosas se salen del poder de los controladores? Ahí fueTroya, ya que, en tales momentos, aparecen en forma aleve la frustración, la ira, los resentimientos, los deseos de retaliación y obviamente la sensación de fracaso, acompañada de unos buenos ingredientes de autocompasión y miedo. Resulta importante planear y dirigir y a la vez permitir que los demás piensen, propongan y actúen, dentro de marcos que obedezcan a la necesidad de sus propios criterios a los cuales cada cual tiene pleno derecho. Por ello afirmemos que resulta bastante útil el vivir y dejar vivir, y no , el dejar morir, diría el pensador optimista.

¿Y qué es eso del AEC?

El AEC no son más que las siglas de algo bien importante a seguir durante nuestro camino por la vida. Ello implica: Aceptar, Empezar, y Continuar. ¿O sea que para enfrentar una situación se hace indispensable la aceptación?, pero pues claro, mi querido “pan de trigo”, como se dijera en la celebre comedia de la televisión colombiana de los ochenta.

¿Y aceptando entonces ya estamos al otro lado? Pues, mérmele, mi hermano, diría alguien, puesto que esto es apenas el principio. ¿Y que sigue entonces? Nada menos que el arranque, ya que si no le ponemos acción a nuestras ideas y proyectos estas se quedaran allí estáticas, plenas de inconformismo, carencias y frustración. ¿Y en después?, preguntaría nuestra inolvidable Resura, amada de Don José Dolores. Bien simple, “sumercesita “, hay que continuar puesto que, si no lo hacemos , nos quedaremos estancados a la mitad del camino. Pa’lante entonces, como me decía el finado don Manuel Castaneda cuando lo visitaba en La Celia, Risaralda, ya que para atrás asustan. Sabia frase, mi muy querido y recordado amigo, que jamás olvidare.

Qué le pasa a mi camión…??

El célebre cantante Darío Gómez, identificado popularmente como “El Rey del despecho”, en una de sus muy conocidas canciones decía “Que le pasa, que le pasa, a mi camión, ¿Qué le pasa que le pasa que no arranca? Con tan buena con tan buena transmisión… continuando con: Le tocaba el arranque y nada. Yo le daba manivela y nada…para terminar con: Hasta el pito le tocaba y nada. Me bajaba y lo empujaba y nada. La melodía era para bailar y reír, aunque creo también para reflexionar.

¿Y que nos puede enseñar tan común y silvestre melodía acerca de lo qué le pasa a mi camión? Pues yo diría que mas de lo que nuestro jolgorio nos lleve a imaginar, ya que en la vida a veces, ojo y no tan raramente, no iniciamos o concluimos algo por el temor que podamos tener al fracaso, el cual no es más que el éxito al revés y que por tanto se puede trocar para alcanzar la mejoría y el arranque que necesitamos. Resulta entonces bien claro que, si tengo el coraje de empezar algo, también podre tener el coraje para tener éxito, y ello depende en gran parte acerca de cómo vea las cosas en perspectiva real, esto es con pensamiento y dinámicas necesariamente positivas. Quien desea triunfar le conviene quitarse de encima pensamientos de derrota ya que, quien no espera vencer ya está vencido.

Se nos vino el mundo encima

Creo que nadie está exento que de un momento a otro le pasen cosas que no esperaba y en las que, dada su gravedad, parece que el techo se les estuviera derrumbando, mejor dicho, que el mundo se les estuviese cayendo encima. Esto es común en muchas personas y situaciones, teniendo en cuenta que en muchos casos no podemos hacer nada para evitar la incomodidad y, porque no decir, la asechanza de lo que nos está pasando ¿Y la solución para el hecho que nos atormenta cuál es? Solo dos, y estas son tener calma y fe, de forma tal que Dios se encargue de aquel futuro cuyo desenlace no podemos en el momento predecir para dedicarnos a lidiar en el presente con el asunto en cuestión, pidiéndole también a El que nos asista y guie en tales circunstancias.

Por eso resulta mas que conveniente evitar que nos “panda el cúnico” tal y como lo recomendara en los años setenta el célebre comediante y libretista Roberto Gómez Bolaños en su inolvidable serie “El Chapulín Colorado”. Resulta en tales estados entonces muy necesario el poder combinar la calamidad con la serenidad, evitando de esta forma que el agite nos impida pensar adecuadamente para afrontar y quizás también resolver, la situación que nos agobia.

El amor es así…

El amor es así no se puede saber cuándo llega, se dice en la hermosa melodía de los setenta, en la cual se exalta tan bello sentir. El amor es un hermoso sentimiento comparable con mil actos de bondad. De ahí que Jesús proclamara al amor como el más valioso mandamiento e insistiera en que nos amáramos los unos a los otros como él nos ha amado. En la célebre película “Su Excelencia “, el célebre comediante, Mario Moreno “Cantinflas “, le dice a la asamblea de las naciones que el mundo había entendido mal ese bello mensaje de nuestro Maestro de Galilea, y que lamentablemente lo practicaba equivocadamente como “ armaos los unos contra los otros “

¿Y de dónde viene ese afán del mundo por destruir en vez de amar y construir? Esto surge de la ambición desmedida colmada de egocentrismo y codicia, en la cual el afán de acumular riquezas a todo costo, sin importar cuánto mal se le puede hacer a los demás, lo que ocurre precisamente cuando tales características se destacan tristemente por encima del amor, la empatía y la solidaridad, las que son sin duda ninguna las verdaderas amigas de la paz y la concordia.

Que pesar….

En mis épocas de banquero tenía un cliente bastante rico en dinero, pero con un poco o bastante menos en felicidad. Se quejaba más que gata recién montada, siendo lo que le pasaba parte de una enfermedad que tristemente lo aquejaba cual es la de la hipocondría, la cual yo la atribuiría a una más de las del tipo mental. Según bien lo describe la gran enciclopedia virtual Wikipedia “La hipocondría o hipocondriasis es una condición en la cual el paciente presenta una preocupación excesiva con respecto a padecer alguna enfermedad grave. El origen del término hace referencia a una región anatómica, el hipocondrio, situada bajo las costillas y la apófisis xifoides del esternón, donde, según la escuela médica humoral, se creía que se acumulaban los vapores causantes de este mal. La hipocondría es, en esencia, una actitud que el individuo adopta ante la enfermedad”. Volviendo a mi cliente, a este le encantaba que lo compadecieran cuando se quejaba de sus dolencias, y en tal momento el recibir un pobrecito o lo lamento mucho, era para el algo así como un orgasmo psicológico. La autocompasión es uno de los defectos más infelices y devastadores que conocemos, y el tenerla, sin duda alguna, lleva a la persona a padecer innecesariamente de variados sufrimientos.

A pedalear se dijo

En los años sesenta hubo en Colombia un gran ciclista llamado Rubén Darío Gómez, corredor muy inteligente y fuerte físicamente, pese a no ser muy alto, y pleno de fe por todos sus poros. Rubén Darío Gómez fue conocido como “El Tigrillo de Pereira” como homenaje a su gran tesón y a la ciudad por la que el competía en las vueltas a Colombia en bicicleta. Fue tan buen ciclista que gano varias de las vueltas, venciendo a grandes figuras nacionales e internacionales. ¿Un día en que estaba llegando al premio de montaña de una etapa empinadísima un europeo que venía bastante más abajo pregunto “Y es que nos toca llegar hasta adonde esta ese jovencito?” Si señor, así es, para desaliento de aquel otro corredor que venía rezagado en la competencia.

Al Tigrillo de Pereira, por otros también conocido como “El León del Otún”, como homenaje al rio que pasa por nuestra hermosa Pereira, la “Querendona, Trasnochadora y Morena “, bien se le puede asignar , por sus logros, que la espiritualidad no se basa en la lógica, más si está impulsada por la fe, y Rubén Darío Gómez la tenía y de la mejor.

Comprensión y acción

La comprensión es la clave hacia los principios y actitudes correctos, y la acción correcta es también la clave para vivir bien. Esto implica un esfuerzo de nuestra parte ya que si, como en la resolución de problemas matemáticos, no comprendemos el tema que estamos analizando, el encontrar la solución será tarea de titanes. ***** Escudo de la Camara Junior institucion que tanto me aporto en mi juventud****

De lo anterior se desprende que, al comprender, para citar un ejemplo, cual es nuestro papel ante una determinada situación en la vida, el paso siguiente consistirá en ponerle ganas y acción a lo que necesitamos resolver y así entonces estaremos en la capacidad de sacar adelante una determinada tarea. La inercia existe, pero ella debe estar acompañada de la acción, esto es el poner en práctica lo que nos han enseñado y hemos comprendido y aprendido, de forma tal que las cosas no se enreden tal y como sucede cuando ponemos juntos a un bulto de anzuelos.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡Exijo respeto!!!!!!!!!

Respete, no sea igualado, esto es, no sea &&&***###, reclama el individuo airado, cuando alguien, así lo haya hecho en forma cordial y amable, le llama la atención a alguien porque está haciendo algo que no es debido. Y es que los seres humanos somos tan sensibles, que por creernos perfectos a veces no toleramos tan siquiera una mínima discrepancia. ¿Y es que Ud. no sabe quién soy yo?, es respuesta común cuando a alguien un policía, por ejemplo, fundamentalmente en una nación de habla hispana, le llama la atención por algo en lo que ha cometido una infracción y lo cual debe ser corregido. ¿¿¿Quién es Ud. ???, ni idea, ni tengo porque saberlo, seria la mejor respuesta a dar ante la alevosía del confrontado quien se cree en tal momento el que sabemos de huacas.

Por tanto, resulta conveniente recordar que la forma más elevada de respeto por uno mismo consiste en admitir nuestros errores y enmendarlos, procurando con tal acción, no solo no injuriar a quien no merece tal tratamiento, sino también sentar las bases que un cambio para mejorar demanda.

Sereno….muy sereno

El estado de serenidad es algo que muchos pretendemos pero que no resulta así no más o como por arte de magia. La serenidad es algo que viene en variados casos luego de la agitación emocional la cual ocurre en nosotros y a veces con cierta frecuencia. Es que esta cabeza me tiene loco, le dice el paciente a su sicólogo y no sé qué hacer. Bueno, pues cójala “suavena”, ya que si permites que los pensamientos negativos te agobien pues la vas a pasar bastante regular, para no decir mal.

Para de pensar, recomienda alguien, luego de las tormentas mentales que desatan los cúmulos emocionales en una persona que por tal sentido está sufriendo mucho. ¿Y cómo lo hago, mi hermano? calma tu torrente de pensamientos por medio de una meditación concentrada en el respirar. ¿Y es que la meditación ayuda? Claro que sí, y bastante, como lo expresara un gran pensador, quien optaba por parar su torrente de ideas negativas que no lo dejaban ni estar en paz como tampoco serenarse. ¿Y que sigue luego? Bueno, la mente ya calmada, nos deja listos para enfrentar los problemas de la vida en forma tranquila y equilibrada.

¿La Felicidad, algo inalcanzable?

En busca de la felicidad es un deseo que los seres humanos con justicia pretendemos pero que lamentablemente, en no pocas ocasiones queremos ser felices, " comiendo perdices ". La felicidad entonces la ponemos como una meta y ahí es adonde salta la liebre puesto que la felicidad es parte del viaje, no un destino lejano. ¿O sea que pase lo que pase podemos ser felices? Claro que sí, no importa el tipo de circunstancias y eventos que vivamos ya que ella está en nuestra mente, basada en las creencias que tengamos, y en la manera como reaccionamos frente a las situaciones que nos pasan.

Mi celebre tío Pluto hablando de la depresión decía “No sé porque la gente alega tanto que están deprimidos. En mi caso, comentaba Pluto, no tengo ni un peso, pero por ello no tengo porque estar deprimido ni ser infeliz”, lo cual motiva el famoso decir que el gran sabio chino Wong repite con frecuencia, el cual expresa con sabiduría que “Ser feliz es a diario y en cada momento, su color de identidad”

¿Soy o no responsable?

Sea responsable, hombre y venga a tiempo a su trabajo. ¿Y que hubo de la tarea que le asigne? Ay, es que no he tenido tiempo o quizás peor, fue que se me olvido. Existen personas para las que parece que el termino responsabilidad les cayera muy pesado y por tanto no hacen nada para mejorar, ni por ellos y mucho menos para los demás. Soy responsable del esfuerzo, no del resultado, decía un pensador, lo cual se complementa bastante bien con aquello de que no es tan importante vencer o ser vencido sino ser grande en la batalla, lo cual conlleva un alto concepto de lo que significa la palabra responsabilidad.

Cuando se nos asigna una función o algo que hacer, lo mínimo que nos toca es poner lo mejor que podamos de parte nuestra, ya que, al actuar así, seremos consecuentes con el sentido real de la responsabilidad, y para nada con la desidia o la pereza , que tanto daño y molestias causan.

Quedé clavado

Si solo tienes un martillo, ves cada problema como un clavo. Esta célebre frase de Abraham Maslow me recuerda que, para salir adelante de varias situaciones delicadas que a veces nos ocurren y a la vez, para no quedar clavados, como dice el antiguo refrán, hay que desglosarlas y empezar a resolverlas una por una, y en un momento por cada momento. Que angustiante y atosigante resulta ser el que queramos resolver todos los eventos que nos ocurren de inmediato, olvidándonos que todo toma su tiempo y que igualmente tenemos a ratos que acudir a mas de un recurso, como en la frase del martillo para que el mismo no nos devore.

Recuerdo con simpatía que, siendo adolescente, asistí a un partido de futbol, deporte en el que, como es sabido, se despiertan en no pocas ocasiones diferentes sentimientos entre ellos el de agresividad, lo cual lleva a los protagonistas a darse de moquetes, incluso por eventos insignificantes. En tal juego un fanático se agarró con varios de sus rivales y después de haberle dado en la jeta, como se dice en el argot popular, a dos de ellos empezó a clamar “cuantos quedan, ¡ah!”. No soy amigo de elogiar aquello que genere violencia y menos estos espectáculos grotescos en eventos deportivos, aunque creo que lo que el boxeador quería decir es, ya le di a dos, y ahora que se venga el próximo. El axioma es entonces que todo en la vida, así sea en el nefasto enfrentamiento a base de trompadas, hay que llevarlo experimentando cada momento, paso por paso.

Un paso al frente….

Hace unos años hubo una campaña política en Colombia la cual tenía un slogan que decía “De frente con Sanclemente “, en la que el líder era Fernando Sanclemente Molina, un veterano en las gestas electorales con quien compartí asiento en una importante junta directiva del sector eléctrico en los años 1981 y 1982. El estar de frente, para mi implica hacerlo de cara ante los acontecimientos sin buscarle la comba al palo, según el tradicional refrán. Afronta todo y recupérate de cualquier tipo de dificultad, le decía un sabio oriental a su discípulo cuando este le compartía la angustia e incertidumbre que vivía cuando lo afectaba una tragedia económica por la que estaba pasando, y sobre la cual solo vislumbraba en su perspectiva negros y convulsionados horizontes.

El estar al pie del cañón o de la jugada, como lo diría en sus simpáticas transmisiones futbolísticas “El patico“Ríos, implica el no escurrir el bulto, sino por el contrario, estar ahí cuando las dificultades aparezcan para enfrentarlas con el valor y la serenidad que ellas ameritan , para poder salir de esta forma avante de los atolladeros que la vida nos pone en nuestro camino. Para adelante, puesto que para atrás asustan, repetía Don Manuel Castaneda, destacado líder de la Celia, municipio ubicado en el departamento de Risaralda en Colombia, frase que por su sencillez y al mismo tiempo por su profundidad se me ha quedado grabada en la mente para siempre, complementada con aquella otra muy conocida que afirma “Para atrás, ni para coger impulso”.

La más cara de hierro

Esta es la historia de una obra de teatro que es descrita así: PRIMER ACTO sale una cama de madera cuyo precio son 500 dólares. Baja el telón. SEGUNDO ACTO sale una segunda cama, esta vez hecha de aluminio y su precio es de 700 dólares. Baja el telón. TERCER ACTO sale ahora una tercera cama construida en hierro forjado y su precio es de 950 dólares. Baja el telón y termina la obra. ¿Cuál sería el nombre de esta? “La más cara de hierro “. Este simpático montaje teatral me acuerda de una de las mascaras que con mas frecuencia usan las personas y ella estriba en el ocultar el miedo, sin diagnosticarlo, ni tratarlo, con un método muy sencillo y a la vez bastante riesgoso, cual es el de la agresividad.

O sea que esta malévola reacción ante el miedo que, como surge en forma negativa, se cotiza también como la de la obra teatral que mencione antes, esto es como la más cara. El valor no se define por lo mucho que gritemos o lo duro que golpeemos a alguien, sino mucho mejor, por la adecuada forma de manejar las situaciones con expresiones y acciones basadas en asertividad, procesos en los cuales aprenderemos a escuchar y a conciliar, en vez de agredir.

Inventarios de vida

En mis clases contables cuando estudiaba ingeniería Industrial en la Universidad Tecnológica de Pereira -UTP- aprendí a conocer los métodos para realizar el inventario de un negocio y ellos eran una práctica común. Entendí en ese entonces que los sistemas FIFO y el LIFO, utilizados según los principios de contabilidad generalmente aceptados, eran los óptimos que se aplicaban para realizar tales inventarios, y que estos se efectuaban al menos una vez al año.

Hoy en día he entendido que el inventario de nuestra propia vida se puede hacer en cualquier momento del día y por tanto después del primero, seguimos haciendo nuestro inventario personal y continuamos corrigiendo cualquier error nuevo a medida que avanzamos. Comenzamos vigorosamente esta forma de vida mientras limpiamos el pasado, proceso en el cual miramos nuestros defectos y además de admitirlos inmediatamente imploramos a nuestro Creador que nos ayude a superar aquellos que nos pueden y agobian y que por tanto son más difíciles de abandonar. Al lograr tal equilibrio en nuestros procederes, habremos entrado de esta manera en el mundo del Espíritu. Nuestra próxima función será crecer en comprensión y eficacia. Este no es un asunto de la noche a la mañana, sino algo que debería continuar durante toda nuestra vida.

¿Cuál es el afán, mijo?

Alguien caminando muy rápido es interrogado por un amigo quien le pregunta: ¿oye, y para adónde vas tan de prisa?’ la respuesta es tajante: no tengo ni idea, más creo que voy tarde. Tanto nadar y nadar para al final ahogarse en la orilla, es un refrán que implica que de las carreras no queda sino el cansancio. En la vida diaria a veces queremos que todo se nos solucione ya, especialmente cuando pasamos por una situación problemática o tengamos la expectativa desaforada de que algo nos llegue, lo cual es bueno nos conduzca a recordar que, si Dios se tardó seis días para construir el mundo, descansando en el séptimo, ¿Por qué será que nosotros somos tan ansiosos que deseamos cambiarlo en tan solo uno?

Por lo anteriormente expuesto resulta bueno entender que la paciencia es una de las mejores recomendaciones para aquellos que viven en ansiedad y desespero, a quienes recomiendo el no claudicar hasta que el milagro ocurra, recordando a la vez que, de las carreras no queda sino el cansancio.

Acúsome padre que he pecado mucho

Esta expresión la tengo presente en mi mente desde hace mucho tiempo ya que al decir que he pecado pongo por delante un término muy duro para expresar mis defectos de carácter el cual, además de miedo genera culpa, y en muchos casos poca contrición de corazón, tal y como lo recomendaba para las confesiones católicas el inolvidable padre Gaspar Astete en su célebre catecismo. Después de muchas experiencias algunas de ellas con difíciles procesos de aprendizaje, los seres humanos llegamos a la conclusión de que, si queremos que Dios elimine nuestros defectos de carácter, tendremos que dejar de hacer lo que equivocadamente habíamos hechos, y por tanto dejar atrás al viejo hombre para renacer en uno nuevo. Eso implica el volver a vivir gracias a la transformación de la mente y de nuestros espíritus.

De ahí que no hay cosa más importante a realizar en los procesos de cambio que entender y aceptar que nos hemos equivocado y que, cuando cometamos algún error o falta, estar enteramente dispuestos a parar de hacer lo que hemos hecho mal y realizar las enmiendas a todos aquellos a los que, con nuestro equivocado comportar, de una u otra forma hayamos afectado, algunas veces levemente , y tristemente en otras también gravemente.

Ojo con los aguaceros

La vida es una llovizna constante de pequeñas cosas y por ello bien vale la pena tener siempre disponible a la mano un paraguas, para evitar mojarnos. Hasta ahí vamos bien excepto cuando negros nubarrones aparecen en nuestro horizonte y por tanto esas lluviecitas se vuelven aguaceros y de los fuertes, con vientos y truenos intensos. ¿Y cuando vienen esos aguaceros? Bueno, “niansesabe pelaito”, como lo dice el antiguo refrán, y por tanto nos toca estar preparados. ¿De qué hablamos entonces? Bueno, en este caso de los nubarrones plenos de emociones que la vida nos trae y los cuales, si no estamos bien resguardados , nos traerán lluvias intensas , difíciles de sobrellevar.

¿Y cuál es entonces la localización de tales planos de ubicación en las personas? Estos aparecen cuando surgen dificultades diversas tales como pérdidas de empleo, quiebras económicas, infidelidades, traiciones, rupturas amorosas, y unas cuantas más, para las cuales no estamos preparados. Si, hay una solución, y ella está contenida en una antigua y hermosa oración que dice “Dios, concédenos la Serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar; el Valor para cambiar aquellas que si podemos; y la sabiduría para reconocer la diferencia “. aplicándola con un sentido claro de humildad, veremos que poco a poco nuestra vida dará un giro positivo hacia mejores vientos, tiempos y horizontes.

Vanidad con las alas doradas

Vanidad con las alas doradas, yo pensaba reír, y hoy me pongo a llorar. Esta parte, contenida en una hermosa canción interpretada por el inolvidable Antonio Prieto, me trae al recuerdo lo que alguien expresaba, casi al final de su vida con cierto remordimiento, y esto era que el orgullo lo había cegado ante todo lo que no sabía. Ser o no ser, esta es la pregunta, la cual complementaria con saber o no saber, por evitar aprender. La ignorancia, sobre todo por soberbia, es algo casi que imperdonable puesto que se convierte en un escollo para poder salir adelante en las cosas que nos propongamos en la vida, así pareciese en algunos casos que fuesen casi que insignificantes, aunque en la realidad no lo son.

Cuando alguien compra un teléfono de esos llamados inteligentes, después de tener una “batea “de las viejitas, lo primero que puede llegarle a la cabeza es el no saber o ser incapaz de aprenderlo a manejar, todo ello debido a su negación derivada de la tradicional resistencia al cambio, lo cual es fundamentalmente miedo. El falso orgullo, que es precisamente uno de los resultantes del temor, se convierte en un muy importante obstáculo para resolver una situación que parece ser compleja. Por ello, cuando nos toque hacer algo nuevo que nos asuste, no hay sino cosas buenas en preguntar, para lograr aprender y, porque no decir, empezar a estudiar y “cacharrear “con lo que estamos emprendiendo, para darnos cuenta de que al final de todo ello no era tan difícil como al comienzo nos lo habíamos imaginado.

Nos cazaron con la mentira....

Realmente requiere fortaleza y valor el reconocer la verdad. “¿Jura solemnemente decir la verdad, solamente la verdad y nada más que la verdad? “, es un aserto muy común aplicado en los estrados judiciales, cuando alguien debe asistir a una indagatoria o a una diligencia que requiera juramento. La verdad, al ser auténtica, realmente no necesita confirmación, puesto que ella se reconoce y ratifica por sí misma. Sin embargo, en la vida real hay gentes que mienten casi que, por costumbre, siendo tan mendaces que ellos mismos se creen sus propias mentiras permaneciendo y gozándose en ellas.

Y por eso nos duele tanto cuando nos dicen la verdad, lo cual no solo tiene que ver con la frase en sí misma, sino también con el concepto interiorizado de acostumbrarnos a vivir en verdad y que, por consiguiente, cuando nos equivocamos, lo admitimos inmediatamente. Quien es veraz se regocija en ello y aunque existan otros a quienes les importe un pepino aceptar las verdades, la sola satisfacción de expresarlas y aplicarlas es algo que genera bases sólidas para una vida fundamentada en la honestidad y que gesta los pilares hacia un mundo mejor.

Cometiendo los mismos errores y….

Cometiendo los mismos errores y esperar resultados diferentes es una clara manifestación, no solo de un desarreglo mental, sino también de una torpeza y terquedad críticas. Resulta obvio el que, si siempre hago lo que siempre he hecho, siempre obtendré lo que siempre obtuve. O sea que del olmo no se puede esperar que produzca peras puesto que esa no es la destinación para la cual existe en la naturaleza. Un borracho crónico o un jugador compulsivo jamás podrán parar sus comportamientos equivocados mientras no acepten la naturaleza fatal de su condición. Es ese entonces el primer paso para poder salir adelante. Fugas geográficas, matrimonios y relaciones “salvadoras “, no serán suficientes para el cambio que la persona, inmersa en tales acciones adictivas, necesita y requiere.

Algo similar sucede con aquellos ególatras que creen que el mundo solo gira alrededor de ellos y que, por tanto, no solo jamás aceptan sus equivocaciones, sino que erróneamente piensan que son reyezuelos de papel pegados con babas a quienes sus súbditos obedecerán para siempre. Si, puede suceder por un tiempo, mas no indefinidamente, ya que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.

El comienzo del respeto

El respeto es una clasificación idiomática bien identificada con las actitudes, y formas de ser de cada persona. Todo empieza por la casa de cada cual, siendo esta la morada que habita en el interior de nosotros. La forma más alta de tener respeto por uno mismo se inicia al admitir nuestros errores y estar enteramente dispuestos a enmendarlos. ¿Si uno no cambia, como puede esperar que el mundo lo haga? Por ello el mejor ejemplo es el que uno brinda con su comportamiento puesto que, cuando somos luz de la calle y oscuridad de la casa, estamos dando el peor de los ejemplos a nuestros hijos, los que sin duda alguna están encaminados a buscar lo mejor para el mundo futuro en el que ellos se desenvolverán.

Errores, cambios, y luego enmiendas, no solo en los comportamientos erróneos sino también hacia a aquellos a quienes hemos herido y afectado con acciones equivocadas, serán el comienzo que en forma excelsa se aplica con aquel muy conocido y practico refrán que dice “Respete para que los otros lo respeten”

Queriendo hacer lo que nos da la gana

En la muy conocida ranchera “El Rey “, llevada al estrellato, tanto por su compositor, como por diversos destacados cantantes, en una de sus estrofas con no poca altivez se dice “Con dinero y sin dinero yo hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley. No tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey “. Uy que miedo, diría Pedro Rímales al escuchar tal desafío, pronunciado con la absoluta certeza de que se es prácticamente el dueño del mundo. Tanta vanidad, tanta hipocresía, si el cuerpo después de muerto pertenece a la tumba fría, tal y como bien se expresa en una conocida trova Boricua, compuesta como un claro elogio a la humildad, la cual es sin duda alguna es la mejor de las posturas para evitar que nuestro ego salga en plena carrera incontrolada, tal y como sucede con un caballo desbocado, cuando se asume equivocadamente que somos los dueños del mundo.

Por lo anterior es bueno evitar en nuestras vidas subir como palma para luego caer como coco, evitando de tal forma que la depresión arribe a nuestras vidas después de un tropiezo, lo cual precisamente ocurre cuando Dios deja de hacer mi voluntad, para entonces imponerse la real Voluntad, cual es la de nuestro incomparable Rey de Reyes.

Arrancar es avanzar la mitad

Arrancar es avanzar la mitad… Esta frase inspirada por mi querido amigo, Juan Manuel Gers, trae a mi memoria cuando hace cerca de dos décadas andaba yo en el proceso de escribir mi primer libro, la indecisión me atacó y ante ello le dije a mi esposa Roxana: tengo ganas de escribir un libro, pero no sé por donde empezar. Su respuesta fue diáfana y al punto: muy sencillo, siéntate a escribir y empieza. Lo que mi esposa me dijo dio origen a una nueva historia en mi vida y ella esta plasmada en seis libros publicados y un séptimo en proceso de realizarse. Es una gran satisfacción para mi que ella, con tan sencilla y poderosa frase, hubiera dado al traste con mis temores y pereza de hacer algo nuevo, lo que hoy por hoy me da una gran alegría y satisfacción.

Todo en la vida empieza cuando se da un primer paso, lo cual podemos vislumbrar como de pequeñitos nuestros padres nos enseñaban a caminar. La vida no es un decálogo de cosas fáciles ya que además de tener ideas es preciso que las llevemos a la práctica y que por tanto recordemos y apliquemos la célebre frase de Machado “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

No me lo imaginaba así

Mi paso por la vida me llevó erróneamente a creer que unos de los mayores tesoros en mi paso por la tierra serían los de tener éxito y bastante dinero. Ello coincidiría con las 7 b”s de un buen amigo el que , según sus ofertas de servicios, planteaba que ellas eran : bueno, bonito, bien barato y brota bastante billete. Y así fue. Busqué todos los tesoros materiales con afán y, para ser sinceros, aunque tuve muchas satisfacciones mundanas, la felicidad, como yo la quería, no resultó ser mi compañera permanente. Había algo más que hoy siento de corazón de verdad necesitaba y esta era la serenidad interior.

Nunca imaginé que el mayor logro de mi vida sería la tranquilidad, y esta solo llegó cuando empecé a comprender que, activos tan valiosos como la fe, la paz y la calma, no tenían precio tangible, más si un alto contenido espiritual, con el cual deseo estar en contacto ojala el mayor tiempo que me sea posible.

¿¿¿Defectos??? No va más…

Si queremos que Dios elimine nuestros errores, los que algunos denominan defectos de carácter, tendremos que dejar de hacer lo que hasta ahora está haciendo daño, no solamente a nosotros, sino también a los demás. Lo anterior equivale a que quien desea dejar atrás un mal habito su comienzo iniciará por dejarlo allá atrás. ¿Y que es un defecto de carácter? Para entender este concepto mejor acudamos a los siete pecados capitales de los que se habla en algunos libros de religión, los cuales se listan como: Soberbia - Pereza - Lujuria – Avaricia – Gula – Ira y finamente Envidia. Los siete pecados son capitales ya que afectan demasiado a las personas en general y, por tanto, el salir de ellos, no es tarea fácil la que requiere un trabajo de toda la vida. Estos son como una gangrena que, si no se limpia y cura, tarde o temprano llevará a pudrir la parte afectada, esto es a uno mismo.

¿Y porque resulta tan difícil salir de ellos? La respuesta tiene que ver con la naturaleza del ser humano en general quien, creyéndose perfecto lo es, pero perfectamente imperfecto, y quien sin contar con la ayuda de Dios y de otra persona que lo escuche y guie, le resultará bien complicado vencer a uno de los males mas ocultos dentro de nuestra mente cual es el de la negación.

Sacando el bulto

Sacar el bulto es hacerse el de la oreja mocha, esto es el no asumir la responsabilidad de lo que nos corresponde hacer o de lo que ya hayamos hecho. ¿Es algo como aquel interrogante en el que un famoso traidor decía “Seré yo Señor?", cuando, quien formulada al Maestro la pregunta, bien sabía que sí, que era el quien había cometido un acto bien cobarde y erróneo, y sobre el cual se hacia el desentendido. La honestidad en todos nuestros actos es el elixir y modo de vida demandado para las épocas actuales en las que el engaño, la corruptela y la hipocresía, pululan por doquier. Si al menos tuviéramos suficiente integridad, el mundo sin lugar a duda empezaría el tan necesitado proceso de cambio y le daría una sentencia condenatoria a la corrupción.

Las acciones correctas para el futuro son entonces las mejores disculpas por aquellas incorrectas del pasado, excusa que no es como cualquier otra, sino que conlleva el arrepentimiento por los errores cometidos y el propósito de enmendar nuestras acciones equivocadas. De tal forma resulta bueno recordar que los pilares más importantes en una persona se inician con la moral, los principios, los valores, y en un recto modo de pensar, actuar, convivir con los demás y en síntesis vivir adecuadamente. Finalmente y con gusto , les invito a ver mi conversatorio del 10 de junio de 2021 en la Camara de Comercio Colombo Americana de Miami sobre el tema "Hacia la eficiencia por la eliminación de pensamientos negativos"

Como un rayito de luna

Como un rayito de luna, es el título de una preciosa canción romántica del inolvidable trio los Panchos la que decía al comienzo en su primera estrofa “Como un rayito de luna entre la selva dormida así la luz de tus ojos ha iluminado mi pobre vida “, verso precioso que me recuerda aquellas épocas románticas que en mi juventud viví y sentí, las cuales recuerdo hoy con no poca nostalgia, pero también con inmenso cariño.

Haciendo similitud emocional, traeré a mi memoria la frase que dice “soy un faro para todos los que siguen mi camino y además una visión de esperanza”, lo cual implica que todo lo que realice una persona en su vida, créalo o no, tendrá algún tipo de influencia sobre los demás. Es entonces conveniente pensar, vivir y andar, por el camino correcto, ya que, al hacerlo, no solo es nuestra vida la que se beneficia, sino también la de otros, entre muchos de los cuales cito a las esposas, hijos, familia, compañeros de trabajo y miembros circundantes de la comunidad en la cual nos desenvolvemos. Hagamos entonces las cosas bien, tal y como lo pregonaba en los setenta la maravillosa empresa colombiana Carvajal y Compañía.

Es un secreto

Aún recuerdo y, porque no confesarlo, también canto, aquella preciosa canción que aprendí en mi adolescencia que decía en una de sus estrofas “Es un secreto, no lo comenten, estoy enamorado de Pamela y nadie se puede enterar. Es un secreto, no lo divulguen…”

Refiriéndome al momento presente desearía citar lo que algunos autores y pensadores terapéuticos en el área del comportamiento afirman y esto es que cada persona esta tan enferma como sus secretos, referido ello principalmente a los que, por no sacar a la luz ni compartir lo que les pasa, generan diversos estados de culpa, ansiedad, depresión, o como mínimo algunas molestias emocionales. El compartir nuestros secretos más íntimos no es algo para hacer con cualquier persona. En no pocos casos es requerida la seriedad y la confidencialidad en la relación para evitar que, aquello que guardamos con celo en nuestro interior, vaya a salir al conocimiento público porque, a quien le contamos nuestros asuntos vaya a hacer de esto un chisme malicioso, el que no solo no nos beneficia en nada, sino que por el contrario nos perjudicará.

Pues en más de una ocasión….

En la vida sucede que a veces nos llega lo inesperado lo cual malogra lo pensado y planeado. Cito el caso de cierta persona que escogió cuidadosamente el momento más tranquilo para invertir en la bolsa de valores con la sorpresa de que inesperadamente al día siguiente estalló una guerra, lo cual derrumbo sus perspectivas de obtener jugosos dividendos jugándole en consecuencia una mala jugada, tanto en el terreno económico como en el emocional. Lo anterior nos lo recuerda el gran escritor D. José Manuel Marroquín en su célebre poema “La Perrilla” en el cual afirma al principio de su magistral obra que en más de una ocasión nos resulta lo que no visualizábamos al comienzo de una tarea, sabia afirmación expresada por él, en sus propias palabras, con la estrofa “Es flaca sobre manera toda humana previsión, pues en más de una ocasión sale lo que no se espera”.

Por lo anterior es importante planear para el futuro, pero cimentando nuestros proyectos ubicados emocionalmente en el Aquí y Ahora, de forma tal que no nos resulten ingratos sinsabores y frustraciones, las cuales al convertirse en pensamientos y emociones negativas nos confirmaran aquello de que, las expectativas son causantes de resentimientos anticipados.

Humildad, bienvenida seas

La humildad es la base sólida de todas las virtudes. La humildad nace del espíritu, y de la reducción del ego. Elegir la humildad nos permite un nuevo crecimiento todos los días y derivado de ello mejorar nuestra calidad de vida, así como la de los demás vinculados a nosotros. El optar por la humildad además permite un nuevo crecimiento todos los días. Con humildad, aceptamos nuestro lugar como uno más entre muchos otros y entonces de tal forma dejaremos de creernos la última Coca-Cola del desierto, así como tampoco la mamá de Tarzán.

Quien logra ser humilde le habrá ganado la batalla a aquel ego que con frecuencia cree que lo merece todo y por tanto, ni oye ni ve ni entiende puesto que, siendo tan terco como una mula, se empeñará siempre en tener la razón y despreciar los conceptos de los demás. Pobrecito, puesto que más temprano que tarde se llevara más de una sorpresa.

Hagámonos pasito, papá

El hacernos pasito implica que tomemos las cosas con calma, sin aceleres ni tampoco para tomar ventaja cuando estamos en una comunicación, un vínculo laboral, una relación familiar o comercial con otra persona. El hacerse pasito trae como consecuencia positiva la comprensión, no solo de las necesidades de uno, más si las de cada cual. Resulta conveniente entender que si deseamos cambiar lo que hoy en día somos el primer paso arranca por cambiar lo que hacemos. Por ello hablar mucho y practicar, no sirve para nada, puesto que, al charlatán y al trepador, tarde o temprano, lo arropará la falacia de su propia hipocresía y deshonestidad y pronto su trampa será puesta al descubierto.

El ser transparentes implica hablar con la verdad, evitando que las vanas fantasías de ser lo que no se es, puedan conducir a una persona a mentir y a traicionar a otros, pensando esta que jamás será sorprendida en su inane aventura, lo que al final de cualquier jornada llevará a la clara conclusión de que con ella no va para ninguna parte.

Lo correcto por el motivo ídem

Es bueno saber bien que el hacer lo correcto por el motivo justo y sin esperar nada a cambio, es una clara dimensión del sentido y practica de servir. Aquí esta su crédito aprobado le dice el banquero a su cliente con una amplia sonrisa de satisfacción, lo cual es mas que noble si detrás del asunto no hay un componente adicional cual es el de esperar retribución sin merecerla ni tampoco justificarse puesto que el papel de ese funcionario es el de brindar un buen y justo servicio siempre que se cumpla en el proceso de aprobación lo indicado en las tres C’s, las cuales serían: C redito, C apacidad de pago, y C ondiciones para la transacción. En mi tierra, cuando era gerente de una entidad bancaria, había un chiste acerca de un banquero (perdón bancario) quien, según la historia, cuando le pedían un préstamo invitaba al cliente a hacer una apuesta con el diciéndole “Le apuesto un diez por ciento a que le presto $$$$$ “, lo cual era, no solo una amenaza real , sino un soborno o coima pre solicitada.

Nos reíamos entonces del cuentico el cual, para ser sinceros a veces sucedía e incluso ocurre ahora con el inmoral comportamiento de algunos funcionarios deshonestos, los que pululan a diversos niveles y que afortunadamente no son todos, pero los, que como el famoso refrán dice, “No hay que creer en las brujas, pero que las hay las hay. La idoneidad y el deseo de servir sin esperar recompensa ninguna mucho ayudarían para mejorar los valores morales de hoy, cada vez más vulnerados por la corrupción la cual, si no se combate y reduce o acaba, pondrá fin al mundo de bastantes pequeños y medianos negocios e incluso del buen vivir de muchos ciudadanos.

Apodos en La Salle de los sesenta

Soy Lasallista con inmenso orgullo y lo seré por siempre. Mi experiencia se inició en Pereira, un año antes de los sesenta, cuando cursé quinto de primaria en nuestro antiguo colegio ubicado entonces en la carrera 13, cerca de donde hoy es la Gobernacion del departamento de Risaralda. El edificio era viejo, viejísimo, y en la parte de atrás, en la cancha de fútbol, había unas iguanas bien grandes con unas colas largas que daban mucho miedo a niños como yo, entonces de apenas nueve años. Mi primer profesor fue el hermano Cristóbal Fernando a quien, por ser muy bajito en estatura, lo conocíamos como “Centavito “. Vino entonces en 1960 mi inicio en el bachillerato siendo mi director de curso el hermano Eduardo, más conocido como “Boca de marrano “. En segundo me toco como director el hermano Eugenio, a quien los alumnos llamábamos “Kokoriko “como semblanza de una linda melodía que él nos enseñó.

En tercero de bachillerato tuve el privilegio de tener como profesor de Álgebra al hermano Germán quien, con su gran inteligencia y facilidad de comunicación, me enseñó a tomarle amor a las matemáticas las cuales entendía poco pues la aritmética fue para mi algo muy complicado. Al “Rubio “, hermano Germán, no dejare de agradecerle toda la vida , pues sus enseñanzas de la materia de Pitágoras me facilitaron estudiar Ingeniería Industrial años después, y destacarme precisamente en esta asignatura en la Universidad. En los otros cursos debo recordar especialmente al hermano Alfonso, conocido como “Camorra “por la bravo que era y al hermano Ángel “ Rata ciega”, quien manejaba la Procuraduría de nuestro amado colegio el cual , desde comienzo de los sesenta se había mudado para su magnífica edificación ubicada en la calle 14 en el barrio Providencia, en la cual termine mi bachillerato, siendo mi director de clase el Hermano Adriano a quien apodábamos “ Masca Chochas “ por la forma como permanentemente estaba comiendo algo. Entre todos esos grandes y muchos más valiosos educadores quiero destacar las enseñanzas de Física Clásica impartidas por el hermano Ángel Salomón, conocido por todos como “Maza “dada su destacada brillantez y altos conocimientos en la materia, amén de su maravilloso don de gentes. Me es preciso finalmente aclarar que con este compendio de algunos de los apodos de entonces no quiero para nada hacer burla de ninguno de estos maravillosos hermanos y profesores Lasallistas, más si hacer un recordatorio con admiración, gratitud y cariño para ellos y para muchos otros más que nos enseñaron con excelencia durante nuestro paso por nuestro “Colegio de La Salle tan querido “, como se cita en su inolvidable himno.

¿Qué inseguridad la suya, noooo?

En una serie de televisión colombiana que vi hace un tiempo una jovencita le decía a su novio para hacerlo sentir mal: madure ya, oyó?? Obviamente el varón se molestaba y, como dicen en mi tierra, de una “se abría del parche”, mejor dicho “se pisaba” o se iba de ahí para no aguantarse la cantaleta. Lo destacado del caso es que la damita tenía razón ya que los comportamientos de su enamorado, quien tenía en ese momento unos veinte años, eran los de un peladito de trece. Al analizar el actuar del muchacho podríamos decir que su inteligencia emocional era bastante limitada y por tanto no resultaba difícil intuir que “el man“ en verdad si era y se comportaba a su edad en forma bastante inmadura. Lo desagradable para él es que quien se lo dijera fuera su compañera emocional lo que por lo tanto lo llevaba a sentirse molesto.

Para entender un poco mejor la situación recordemos que los síntomas más comunes de la inseguridad emocional son: preocupación, ira, autocompasión y depresión, todo lo cual conduce a comportamientos inestables y por consiguiente erróneos, los cuales dificultan al individuo alcanzar la madurez que todo el mundo anhela. De ahí que el tratar tales problemas con alguien especializado o con un buen consejero personal ayudará bastante a pasar de los estados desajustados a unos mucho mejores basados en la Inteligencia Emocional, y por ende a tener una mejor relación con las demás personas.

¿Juzgando o ayudando?

Que sutil resulta aquel consejo que no lo es tanto, puesto que en vez de prodigar un bien quizás este acompañado de sarcasmo y torcida intención. Cuando se quiere ayudar a otra persona no tiene sentido alguna juzgarla, ya que al hacerlo así se está causando mal. ¿Oye fulanita, te has visto al espejo? ¿Mira cómo estás de gorda?, dice la amiga o amigo a alguien, quien sin duda alguna sabe de lo que le están hablando y que lucha con tesón para no aumentar de peso, muchas veces sin mayor éxito. Y es que decir la verdad tan bruscamente produce en realidad un efecto negativo en quien recibe el mensaje.

Si el comentario o sugerencia a otro para que cambie algo que se ve le afecta se formula en forma positiva y no critica, incluyendo en el proceso el dar una sugerencia buena y practica para lograrlo, es lo que hace la diferencia. ¿De ahí que la histórica frase de Jesús a la mujer adúltera “Te pudieron juzgar ellos? Pues yo tampoco, seria quizás la mejor manera de sugerir a alguien un cambio de comportamiento.

Se me saltó la piedra

En lenguaje paisa cuando decimos que se nos salta la piedra queremos manifestar que estamos “emberracados “, esto es furiosos por algo que nos han dicho o hecho y que nos ha herido, sobre todo a nuestro ego, el cual a ratos es tan frágil como un jarrón de porcelana que, cuando le dan un toquecito, en ocasiones no solo se resquebraja , sino que incluso se puede romper en mil pedazos. ¿Si, pero es que somos humanos y porque nos vamos a dejar de “jorobar “de alguien? De acuerdo. Es buenos ser mansos, pero no mensos y por tanto tenemos todo el derecho a no permitir que, sin nuestro permiso, se nos ponga un pie encima. Sin embargo, el paso que sigue a ciertos eventos desagradables se relaciona con la respuesta y reacción emocional que proceda a la molestia que experimentamos.

Paciencia, comprensión, tolerancia, son tres palabras que implican sobriedad y cordura lo cual nos interesa mantener precisamente en tales circunstancias de reto emocional. No hay instrumento que desarme mejor al adversario que nos trata mal que la que usamos con respuestas asertivas, las cuales se concentran no en la otra persona sino en el sentimiento involucrado con el evento que nos desagrada y afecta.

¿Creer en Dios o creerle a Él?

Tengo claro el concepto de que la fe no consiste en creer que Dios puede hacer algo, sino estar convencido en que lo hará, sin reserva o duda ninguna. De lo anterior concluyo que es correcto lo que le escuche alguna vez a Elías García, quien en sus predicas decía que era importante el creer en Dios, y que lo era mucho más el creer en Dios.

Fe es creer a ciencia cierta lo que Dios nos ha revelado, concepto que aprendí y grabé en mi mente derivado de mis lecciones de catecismo cuando estudiaba muy joven en el colegio La Salle de Pereira, el cual seguía los legados del santo del mismo nombre. “Salve, Salve, La Salle alma joven, noble asilo de ciencia y virtud “, decía la estrofa inicial del inmortal himno de mi amado colegio. Concluyo entonces que, cuando creo en Dios, estoy iniciando una profesión de fe tal y como esta consignado en el Credo católico y que, cuando de corazón tengo la certeza de lo que no se ve, como lo expresa en sus textos, Saulo de Tarso, gran apóstol y filosofo de permanente recordatoria, habré dado un paso firme hacia la fe que obra.

Engañera p’ande vas?

Hay una celebre canción de los Chalchaleros llamada “La engañera “, la que en uno de sus apartes clama: “Ayer le he visto con otro; alegre la vi pasar, ganas tuve de gritarle, engañera p’ande vas “. Oiga tráigame ya otra media de aguardiente dice el afectado, en medio de un océano de lágrimas. Y es que ese dolor que conlleva una traición es muy grande, dice alguien, quien en el pasado tuvo que ir varias veces a que le limaran los cuernos puesto que, debido a una infidelidad constante, se le habían aumentado bastante. Pobre victima diríase, en principio.

“Que te perdone yo, que te perdone como si yo fuera el santo cachón; mira mi cara ve yo soy un hombre y no hay que andar repartiendo perdón “, dice por otro lado otro en la canción “El santo cachón “, a quien luego de haberle sido infiel en varias oportunidades vienen con lágrimas de mero cocodrilo a pedirle perdón. Un antiguo refrán dice que cuando a uno de los integrantes de una pareja la otra parte lo engaña, la culpa es de la contraparte, y que la segunda vez que vuelve a suceder la culpa será de él o de ella por no haber tenido la solidez en su relación para sostenerla y hacerla crecer. O sea que, en caso de traiciones amorosas, resulta bueno mirarse a si mismos para entender porque esto acontece, y triste decirlo, a veces frecuentemente.

Que lengüita, por Dios

Hay gente tan ofensiva de palabra que dicen que tienen lengua de víbora. Si, así es, y lo peor es que en algunos casos no saben cómo contenerse. Esta lengua, que puede ser verbal o escrita, ya que el escribir insultando a los demás es tarea que tampoco es escasa. Hay personas tan agrias y amargadas que lo que en ocasiones hacen mejor es tratar mal a los demás. La ira es pésima consejera especialmente cuando se ha dicho o escrito algo que ofende a otras personas contra las que se les mandan venenosos dardos. Ello produce un daño tal que hace que la relación se pueda convertir en forma similar a la de un papel arrugado el cual no importa que luego de estar así, aunque se trate de arreglar, esto será tarea tan difícil como la de encontrar una aguja en un pajar.

Para que aquello de escribir o decir con términos desagradables u ofensivos pueda evitarse, lo mejor será de abstenernos de hablar cuando estamos bajo el efecto de la rabia o de escribir cuando por sentimiento similar podamos ofender a alguien. El abstenernos de lengua y pluma será la mejor solución para cuando la mente quiera solamente generar un agravio hacia los demás.

Que vaina con este temor

Si…que vaina con este temor que casi no me da tregua alguna, entendiendo por vaina en puro español chibcha, una inconformidad con algo que nos acontece. ¿Entonces eso quiere decir que se tiene miedo? Yo diría también que sí, ya que ambos términos, aunque parecidos, en la práctica resultan bastante distintos. Definamos ahora a las dos palabras. El miedo es algo normal que nos pasa cuando estamos ante un hecho presente. Sentimos miedo por ejemplo cuando vamos caminando por la calle y de pronto se nos aparece un perro grande con cara de no muy buenos amigos. Claro que es normal que nos asustemos pues, si no , seriamos un poco medio “zombies “, lo cual según la ciencia ficción se refiere a una persona que estando muerta ha vuelto a la vida, aunque en forma un poco parecida a la del Superman Bizarro.

Pero, “y de la guayaba que “, preguntaría según la antigua propaganda, para cuestionar, ¿cuál es entonces el temor? Claro, muy claro y para el efecto es bueno definirlo como un componente mental en el que, por no estar ubicados en el presente, esto es en el “Aquí y Ahora “, empezaremos a proyectar con negatividad lo que nos podría suceder ante un evento que, siendo futuro, aun no se ha presentado y el que por tanto no es real. Y que hacemos entonces para que el temor o miedo futurizado no se convierta en un incómodo temor permanente. Bastante sencillo, lo que tanto Albert Ellis como Héctor Trujillo Mejía sintetizaban a través de la Terapia Racional Emotiva - TRE - en la que lo fundamental consiste en que, si cambiamos nuestra forma de pensar, modificaremos con positivas mejoras las formas de sentir y actuar.

El pasado, herramienta para presente y futuro

Entiendo con claridad que la visión clara del mañana viene solo después de una mirada real al ayer, sin importar cuan bueno o malo este haya sido, siempre y cuando valoremos la importancia de aprender de lo que hemos vivido, y de ahí reconstruyamos un presente y un futuro edificantes y constructivos. En la vida no todo es color de rosa y por tanto existen para todos errores y aciertos, siendo fundamental el lograr aprender de las equivocaciones del pasado para no volver a incurrir en ellas y de los aciertos para poder repetirlos incluso con mejoras en lo que hagamos mañana.

Como nos rodeamos de seres humanos es bueno que entendamos que durante las interacciones personales, laborales, familiares o de negocios, siempre encontraremos personas menos eficientes y honradas que nosotros, así como también las que son mejores. De ahí que el aprendizaje sea una gran herramienta para el cambio y por ello no es bueno lamentarse por lo que no hicimos o erramos en el pasado, más si buscar lo mejor para lograr reingenierías de vida para el futuro que nos lleven a mejor calidad en todos nuestros asuntos.

El dolor, un medio hacia el cambio

Ay es que me duele, hay es que me duele, válgame, Dios, dice una estrofa de cierta celebre canción cantada por mucha gente a lo largo del tiempo e incluso usada como lema de una astrologa de nombre real en su campaña electoral para ser presidente de Colombia, en la cual saco muy poquitos votos, pero que la puso a buscar con ilusión el éxito de una propuesta con el numero 039, titulo original de tan mentada melodía.

Dícese que el dolor es la palanca que, de ser bien aprovechada, conduce al crecimiento espiritual, lo cual confirma que si uno desea ver cosas positivas en su futuro debe aprender de los errores pasados, ya que es la única manera de no volver a repetirlos. De ahí que resulte conveniente recordar que el dolor es la medida de nuestra resistencia al cambio ya que, cuando ya no podemos mas con el sufrimiento que nos causa el dolor, es cuando podremos afirmar con seguridad que estaremos dispuestos a mejorar, puesto que en tal momento estaremos enfermos y cansados de estar enfermos y cansados.

Tranquilo hermano….

La felicidad y la tranquilidad siempre están disponibles, abiertas y gratuitas para todos. La única condición es que tenemos que trabajar por ellas para lograrlas. El ser feliz es quizás uno de los objetivos más importantes que las personas se trazan en sus vidas, el cual es posible, más en ocasiones bastante difícil y demorado. Queremos ser felices, pero no lo logramos ya que elementos tan nocivos como la ira, el resentimiento, el orgullo, la avaricia, la lujuria, la ambición, amén de una buena cantidad de defectos de carácter adicionales, actúan en principio como aparentes generadores de satisfacción más al final son los causantes de muchas desilusiones y desdichas. ¿Y qué decir de la tranquilidad cuando se empieza el día planeando en el cómo se va a conseguir más en el terreno material o la búsqueda de aquella compañía inadecuada basada en el sexo que en nada más, circunstancias ambas que nos traen más de un dolor de cabeza?

La felicidad y la serenidad se detectan cuando sentimos el susurro de la paz en nuestro interior, tesoro que no cambiamos ni por todo el oro del mundo. Ellas se alcanzan cuando ponemos de nuestra parte todo el esfuerzo para lograr llegar allá como producto de una vida basada en el orden, la equidad y el buen proceder.

Ser maestros para convertirnos en alumnos

En mi época de estudiante Universitario tuve profesores bastante buenos, unos regulares y otros sencillamente malos. Los buenos eran los que le imprimían positividad a su clase, se expresaban en lenguaje sencillo y estaban siempre dispuestos a ayudar a sus alumnos. Los regulares eran así no más “ni chicha ni limonaaa”, y por tanto le daban vueltas a la mediocridad. Los malos eran aquellos sin capacidad para transmitir y en algunos casos con conocimientos limitados. Había paralelamente los que yo catalogaría como los peores, los cuales debido a su arrogancia y soberbia, aunque transmitían bien, generaban miedo y por ende desmotivación en sus estudiantes. Eran los que socarronamente decían que la calificación era la de cinco para el libro, entre cuatro y cinco para el profesor y alrededor de tres para el alumno y se ufanaban de la cantidad de alumnos que reprobaban sus asignaturas.

Hoy, luego de diferentes épocas en mi vida, creo que lo más conveniente que puede hacer un profesor para enseñar mejor y lograr que haya un máximo de estudiantes que no solo aprendan mucho y bien lo que estudian en su curso, sino que, con lo aprendido, sienten las bases para óptimos aprendizajes y practicas futuras. Aquel profesor que se puede catalogar, no solo como bueno sino también como bien bueno, se alcanza cuando el maestro, en vez de dar clases magistrales, lo hace con sencillez y sin arrogancia ninguna poniéndose siempre en la posición de que para poder ser un buen maestro se necesita mucho la humildad antes y durante que mantenga al instructor más en el nivel de aprendiz que de flamante académico.

Desear menos y amar mas

El desear menos y amar más trae consigo una serie de compromisos con uno mismo y con los demás que bien vale la pena analizar. El amar sin duda alguna es el más bello de los sentimientos, ya que quien ama sin interés egoísta ni aprensión ninguna, está acorde con una manera de ser desinteresada y generosa. Es bueno aclarar que el amor se refiere, no tanto al querer con pasión como sucede en muchos casos con las relaciones obsesivo-compulsivas que en la vida existen, sino el tratar principalmente de ser generosos y comprensivos sin esperar nada a cambio.

El amar con amor de verdad implica compromiso. Y este exige dar por terminada cualquier relación con el egoísmo o con el egocentrismo. Cuando amamos de verdad no pretendemos nada, sino que tenemos la confianza plena en que cuando hacemos el bien las recompensas, incluso las no esperadas, llegaran en muchas ocasiones por montón.

Te quiero mucho “Erguelita”

Alejandro, mi hijo mayor cuando estaba muy niño, saludaba a su bella abuelita con un: te quiero mucho “Erguelita”, frase que me quedo guardada para la posteridad y por esto, cuando hablaba con ella, siempre le decía lo mismo “Te quiero mucho “Erguelita”. Curiosamente mis dos nietos, por el lado de Alejo, cuando les pregunto quién soy yo me dicen en forma no solo espontanea sino también similar “Aleuito “, nombre iniciado por mi nieta mayor Camila, apelativo que heredo Mathias, mi otro nieto, primo hermano de Simón, mi nieto por el lado de Xime. La abuelita de Alejo y Xime, mis amados hijos, fue una mujer extraordinaria. Lida Jaramillo Escobar, ha sido un personaje de gran influencia en mi vida y a quien siempre quise y admiré inmensamente. Nuestra relación estuvo rodeada en todo momento de gran respeto, afecto y cariño y por tanto su partida hacia la otra vida deja en mí una estela absolutamente imborrable.

Lidita, esta hoy en la casa del Señor al lado de su inseparable amiga Leonorcita Ramírez, legando una gran enseñanza de inmensos valores y espíritu de sacrificio los que le permitieron desarrollar una valiosa familia en la que dio a luz a tres hijos muy destacados: Fabio, Luz María y Carmenza, ejemplos los tres para las diversas generaciones pereiranas.

Lidita, te quiero mucho, muchísimo, “Erguelita” y por tanto tu memoria es para mí el mejor legado de lo que significa la prudencia, la buena comunicación, y el amor hacia los suyos. Dale allá en el Cielo un abrazo a Valerio, a Armando, y a nuestra inolvidable “Lele”, por quien como sabes también guarde especial aprecio.