La gran conveniencia de la meditación.

Resulta muy conveniente pedirle a Dios en nuestra meditación por la mañana, que nos inspire lo que podemos hacer ese día por el que todavía está enfermo. Recibiremos la respuesta solo si nuestros propios asuntos están en orden. Pero, obviamente, no se puede transmitir algo que no se tiene. Encarguémonos entonces de que nuestra relación con Dios ande bien y veremos como grandes acontecimientos nos sucederán en nuestras vidas y en las de otros. Y esta relación es bastante sencilla mas depende mucho de nosotros y de la acción para estar en contacto con El.

Dios siempre estará ahí especialmente cuando lo buscamos con fe y creemos en que el hará por nosotros los que por nosotros mismos no seremos capaz de hacer. Estos son los milagros que a veces ni nos imaginamos ni esperamos. Alguien con gran sabiduría diferenciaba entre la oración y la meditación diciendo que La oración es hablarle a Dios y la Meditación escuchar lo que él tiene para decirnos, así sea como mínimo calmar a nuestras mentes cuando se encuentran en estado de agitación , lo que no nos permita ni pensar ni tampoco razonar bien.