¿Hábitos, y quien no
tiene hábitos? Yo diría que todo el mundo y , quien esté libre de ellos que
lance la primera piedra. Sabemos bien que existen diferentes clases de hábitos.
“Acúseme padre que yo miro más de la cuenta a fulanita o que me auto complazco
en exceso “, dice el confesante al levita, el cuál al final lo envía a lograr
la paz una vez rece unas cuantas oraciones que son repetitivas. Esto se ha
hecho por siglos y parece que el efecto final no se ve, puesto que la persona
al poco tiempo vuelve a caer en lo mismo y “hágale al merengue, como diría la
antigua propaganda.
Hábitos , los hay por doquier
incluyéndose en ellos algunos, tales como el trabajo en exceso, la mentira
repetitiva, el tratar mal o menospreciar a los demás creyéndose superior, la
chismografía, la pereza, la ira reactiva, el resentimiento, la intolerancia entre
múltiples más, sin descartar por motivo alguno el que generan las adicciones.
Un nuevo hábito que
sustituyese uno viejo se convertirá en permanente, para lo cual es preciso
trabajar y trabajar permanentemente con él para lograr el cambio deseado. Los
que creen que algunos de sus hábitos solamente les generan placer o
satisfacciones superfluas, tarde o temprano si no los tornan por hábitos
opuestos y positivos, seguirán andando como aquella bicicleta que, cuando se le
suelta la cadena, aunque se pedalee al máximo, no avanzará hacia parte alguna.