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Thursday, December 01, 2022

No se me va este piedrononon

¿Estaba un “pisco” cachaquisimo hablando con un amigo y le decía “ala, mi chato, estoy bien molesto con fulano de tal por un enfrentamiento que tuvimos hace tres años y sabes qué?, por más que lo he querido zafar no se me va de mi cabeza este piedrononon. Pues “chato” querido le dijo el otro, suéltalo y déjaselo a Dios para que te libere de esa sensación tan maluca puesto que el resentimiento es como tomar veneno y esperar a que la otra persona se muera sin ni siquiera haberlo probado, y no creo que tú quieras “sobarte” la vida por andar con tanta bilis esparcida por todo tu cuerpo y mente, ¿verdad?
Y esto que he descrito en lenguaje muy propio de los “rolos elegantes” le pasa a Pepito, Juanita, Elvirita, y a mucha gente, los que detestan a alguien por un suceso que incluso podría considerase como menor o casi que insignificante y, en el cual se han sumido en rencor sin que la otra persona prácticamente lo haya percibido y mucho menos sentido. El rencor se asemeja mucho a una canción que dice “Bravo, permíteme aplaudir por tu forma de herir mis sentimientos”, rematando con una frase hasta asustadora que dice “te odio tanto que hasta a veces me aterro de mi forma de odiar”. O sea que, para no odiar a una persona a quien resentimos, lo mejor será orar por ella y desearle el bien, pues así poco a poco se ira el famoso resentimiento hacia el lugar que le corresponde cual es el del rincón de los olvidos.

Monday, November 28, 2022

¿Qué pasa cuando no somos perfectos?

Espejito, ¿espejito, dime, dime, quien es la más bella?, repetía con frecuencia y con no poca ansiedad la protagonista de uno de los cuentos de niños cuando reflejaba su figura en el espejo, pensando que ella lo era y quizás diría yo, era la más ambicionada del mundo. Esta historia se repite a diario, no solo con la belleza física sino también con los diferentes roles en la vida de las personas quienes quieren ser queridas y admiradas por los demás, unas veces por su esbeltez, otras por su dinero, y en no pocas por su poder y prestigio.
Cuando llegan esos momentos de altiva arrogancia y falsa creencia en la perfección humana, es cuando es importante pedirle a nuestro Creador que nos conceda el valor de aceptar que podemos ser imperfectos, ya que la única perfección reside en Dios y no en los seres humanos, los que vivimos rodeados de una buena cantidad de deficiencias y limitaciones. Y es que el aceptar que no somos perfectos nos lleva a unos niveles de paz y serenidad que jamás imaginábamos ya que en tal momento estaremos reconociendo que no es bueno buscar obsesivamente la perfección mas si el adelantamiento constante, el cual se ira logrando momento a momento, esto es Un Dia a la Vez.

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