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Friday, August 06, 2021

Vanidad con las alas doradas

Vanidad con las alas doradas, yo pensaba reír, y hoy me pongo a llorar. Esta parte, contenida en una hermosa canción interpretada por el inolvidable Antonio Prieto, me trae al recuerdo lo que alguien expresaba, casi al final de su vida con cierto remordimiento, y esto era que el orgullo lo había cegado ante todo lo que no sabía. Ser o no ser, esta es la pregunta, la cual complementaria con saber o no saber, por evitar aprender. La ignorancia, sobre todo por soberbia, es algo casi que imperdonable puesto que se convierte en un escollo para poder salir adelante en las cosas que nos propongamos en la vida, así pareciese en algunos casos que fuesen casi que insignificantes, aunque en la realidad no lo son.
Cuando alguien compra un teléfono de esos llamados inteligentes, después de tener una “batea “de las viejitas, lo primero que puede llegarle a la cabeza es el no saber o ser incapaz de aprenderlo a manejar, todo ello debido a su negación derivada de la tradicional resistencia al cambio, lo cual es fundamentalmente miedo. El falso orgullo, que es precisamente uno de los resultantes del temor, se convierte en un muy importante obstáculo para resolver una situación que parece ser compleja. Por ello, cuando nos toque hacer algo nuevo que nos asuste, no hay sino cosas buenas en preguntar, para lograr aprender y, porque no decir, empezar a estudiar y “cacharrear “con lo que estamos emprendiendo, para darnos cuenta de que al final de todo ello no era tan difícil como al comienzo nos lo habíamos imaginado.

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