Nunca, pero nunca, me imaginé estar viviendo, como
prácticamente toda la humanidad, la realidad de esta enfermedad que nos tiene a
todos absolutamente estupefactos sin tener la más mínima idea de cuando esto se
detendrá y sobre todo cuando llegarán los medicamentos para curarla.
Susto, desasosiego, miedo, pánico, es quizás el
común denominador de lo que nos esta pasando, y lo mas triste es que aun no se
ve la llegada de la solución, pues una cosa es la cuarentena que los gobiernos
han establecido para evitar la propagación, y otra el medicamento que erradique
pronto este monstruo biológico.
¿Y los chinos?, bien gracias!!!, diría el refrán.
No dicen ni mu, excepto el que algunos ponen a circular la noticia de que ellos
se están curando allá. ¿Y el resto del planeta? Esperemos que esta hecatombe
que además amenaza con derrumbar la economía de las naciones pare en algún
momento con la llegada de la solución farmacéutica. Nadie dice mayor cosa,
aunque valdría la pena preguntarse como los chinos van a reparar a la humanidad
el daño causado por algo aparentemente surgido de su pésima higiene y nocivos
hábitos.
Creo con firmeza que lo más aconsejable será
enfrentar al virus diciéndole “¡Detente! Que el Corazón de Jesús, esté con
todos nosotros, nos proteja, contra los peligros que corre el mundo ante la
pandemia del Corona Virus, y que la Santísima Virgen María nos cubra con su
manto “, según lo recomendado por el P. Fernando Gioia, EP y que funcionó en el
pasado durante la epidemia de Marsella en 1720. Oh Dios misericordioso y María
Santísima, por favor escuchen nuestra oración.