Jamás me imagine que dos temas que antes me
apasionaban hoy los mire de otra forma incluso con ganas de retirarme discreta
e inteligentemente de ellos. Digo en forma discreta pues no quiero ni pensar
que me aparte de ellos totalmente y también inteligentemente pues para escoger
entre algunos platos hay que mirar cuales son los que mas me gustan y sirven
para no hastiarme con ninguno de ellos.
El primer tema es el noticioso, incluyendo las
redes sociales. Que altos contenidos de horror en lo que cada día sale publicado,
bien sea en los medios de comunicación o en las redes sociales. Esto se aplica
cual más por obvia razón al cubrimiento de las noticias relacionadas con el coronavirus
en donde hay esquemas de toda índole incluyendo aquellos de contenido altamente
político y egoísta.
Y como remate a la red de las noticias y
publicaciones sociales están la cantidad permanentes de estadísticas que en
ellos se adhieren en las que cada día se muestran más casos de infección y
muerte los que ponen en serio temor a no pocas personas. ¿Y entonces lo mejor
sería el no publicar o no leer tales estadísticas? No, no he dicho eso.
Lo que quiero proponer, para evitar más pánico
colectivo, es que la difusión de la información sea responsablemente orientada
hacia el bienestar común y no dirigida a los intereses de algunos medios y o
elementos vinculados al aparato productivo y comercial. Entonces, como dice el
antiguo refrán: “Ni mucho que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre “.