Estos dos ilegales procedimientos se han querido neutralizar con el uso de aranceles más altos para productos objeto de cuestión, lo cual en la práctica no aplica puesto que, sí se comparan dos productos, el uno importado en forma legal, digamos por valor de USD $10 , y el otro ilegal por USD $1, resulta absolutamente imposible que los precios puedan competir, así se pongan aranceles altísimos y/o comparativos de precios de referencia, situación que para los efectos no funciona e incluso va en vía contraria a los procedimientos estipulados por la Organización Mundial de Comercio- OMC.
La solución reside, basados en el valor de transacción, que si es permitido por la OMC el que, a través de compañías internacionales que poseen amplias bases de datos para muchos países, bien sea por programas gubernamentales de certificación de precios o para el establecimiento de estándares de importación, se maneje un plan con la aduana que permita cuestionar el precio de un producto que no corresponda y elevarlo cuando fuese necesario de forma tal que se logre una equilibrada competencia, se reduzca la evasión, y se evite el frecuente lavado de dinero.
