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Saturday, May 25, 2024

Malos hábitos que no se quieren ir

Hacer una lista de hábitos no es tarea fácil, así como tampoco, una vez identificados, poder corregirlos del todo, así se haya logrado alejarlos al menos temporalmente. Es entonces una tarea para toda la vida si uno quiere librarse de ellos. En esta ocasión me concentraré en aquellos malos hábitos de comportamiento que azotan a las personas en no pocas veces de manera sin misericordia alguna, y los que aparentemente generan placer y satisfacción, al final avanzan causando pena y dolor.
Cuando leo al apóstol Pablo, Saulo de Tarso, quien menciona en alguna de sus epístolas al Aguijón de la Carne, saco a colación aquello bastante frecuente que se conoce como la Lujuria, y que tanto daño produce. Si a la Lujuria le agregamos otros también comunes como la Soberbia, la Ira, el Rencor, los Celos, la Envidia, y la Codicia, estaríamos enfrentándonos tan solo con algunos pocos encuadrados en los Pecados Capitales, tan ampliamente mencionados en las lecturas religiosas. Los viejos hábitos y comportamientos difícilmente mueren. Van y vuelven como las olas del mar, y para ello hay que pedir constantemente ayuda externa a un Dios amoroso y comprensivo, tal y como cada cual lo conciba, sin auto castigarnos sino más bien, cuando nos equivocamos al incurrir en ellos una y otra vez, procedemos a reconocerlos y a admitirlos lo antes posible.

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