Se dice de la autocompasión que es quizás uno de los
defectos más desgastadores que existen. Es un impedimento para todo progreso
espiritual y puede cortar la comunicación efectiva con otros debido a su inagotable
demanda de atención y simpatía. Es una forma de martirio, que no nos podemos
permitir puesto que el dolor que causa es infatigable.
¿Ay Doloritas!!!!, que paso Justica?, le dice una quejona a otra, tratando de llamarse mutuamente la atención, dos señoras que se la pasan en forma continua contándole la una a la otra sus tragedias, esperando el famoso “pobrecita tu “ que pareciera ser un orgasmo negativo para las emociones.
La autocompasión es un teorema sin resolver y una rueda que
solo gira y no va para ninguna parte. Son lágrimas, en no pocas veces del tipo
cocodrilo, que al final ni ayudan ni benefician a nadie. Es la ausencia de
aceptación la que es requerida para poder salir adelante en tan monótona y
molesta situación.