El Verdadero Temor de Dios

Alguien narrando sus propias experiencias de vida nos enseñaba que antes, cuando no habíamos tomado conciencia de la verdadera misericordia de Nuestro maravilloso Creador, se hablaba del temor a Dios como si se tratara de un sentimiento de miedo, de angustia ante un ser supremo que podía castigar severamente cada error, con pocas perspectivas de perdón Era una relación basada en el temor al castigo, en la culpa y en la obediencia forzada. Dios era visto como un juez implacable, alguien a quien había que temer más que amar. Éramos nosotros al mismo tiempo, basados en nuestros egos distorsionados, jueces, fiscales, y victimarios de nosotros mismos. Hoy en día, luego de maravillosos cambios espirituales, comprendimos que el verdadero significado es el temor de Dios, que no implica miedo, sino respeto profundo, admiración y reverencia.

Es reconocer su grandeza y actuar con sabiduría, sabiendo que nuestras decisiones deben estar alineadas con su amor y justicia. No es temor al castigo, sino conciencia de su presencia y compromiso con vivir de acuerdo con sus principios con algo más muy significativo: la actitud permanente de gratitud con El. El cambio de “a” por “de” transforma nuestra relación con Dios la que ya no es una de temor paralizante, sino de amor y respeto que nos guía por el camino correcto. De ahí que no resulta difícil concluir: y como no creer en Dios?