Una de las cosas más aburridas que existen es escuchar y
aguantarse un discurso político o una predica que no se detiene, pues sigue, y
sigue, repitiendo lo mismo, para al final dejar al público más cansado e
incómodo que aquel que maneja una aplanadora de pedal, lo cual es mucho decir.
Me acuerdo a Fidel y a Chávez echándose unos discursos
interminables sin proponer nada concreto, solo haciéndolo para impresionar a
unos pueblos que en muchos casos debían aguantarse tales molestias por pura
obligación. Precisamente una vez en una reunión del congreso de un país
latinoamericano un ciudadano se echó una oratoria inmarcesible que duró como
cinco largas horas. ¡Al final dos colegas salieron comentando al respecto
diciéndole el uno al otro “Que discurso magistral!!!”. El otro le contesto: ¿y
que dijo?; para sorpresa del primero, pensando la pregunta afirmo “¿Y de
verdad, que fue lo que dijo?”
La esencia está en la brevedad, como decía Gracián, lo cual
a la vez parodiando las palabras de mi padre, quien refiriéndose a los discursos
decía “Corto y bueno, dos veces bueno”. No hay pues que abusar cuando se hace
uso de la palabra en alguna parte puesto ya que es bueno recordar aquello que
dice , siendo francos y sinceros, no somos tan importantes como a veces
pensamos.
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Este es mi Video Coach " Arriba ese ánimo "
https://youtu.be/D_7NJOrEFc8
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