Ello también podría ampliarse buscando el aserto que propende por día a día vivir cada vez más calmados, pacientes y tolerantes, en nuestros diferentes asuntos, de manera tal que, como expresara Teresa de Ávila “ Nada me turbe, nada me espante; Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios, tiene nada le falta; solo Dios basta”. Teresa, quien fue un personaje de profunda fe, entendía como hoy lo hace el gran motivador espiritual Joel Osteen, que cuando andamos de la mano de nuestro Creador las cosas saldrán adelante sin mayores sobresaltos.
Entonces la meta será el no dejar que las emociones se nos alteren, pase lo que pase ya que, si estamos como caballo brioso, brincando de un lado a otro para calmarlas, lo único que estaremos logrando será el agregar mayor estrés a lo que vivimos, cuando lo ideal para afrontar las cosas será el hacerlo de manera ponderada y dentro del mejor nivel de equilibrio emocional y mental.