Los síntomas más
comunes de la inseguridad emocional son: preocupación, ira, autocompasión y
depresión. Es bueno saber que ellos existen para poder identificarlos y luego
contrarrestarlos. Empecemos con la preocupación y para ello es bueno dividir la
palabra en dos: pre y ocupación. Ella significa ocuparse de algo antes que el
evento ocurra, lo cual lo único que resulta de ahí es el temor y la ansiedad.
Veamos ahora la ira,
consejera poco amigo de la serenidad y de la paz interior por la cual se han
llegado a cometer además grandes crímenes a la par de muchos eventos concluidos
con desenlaces desafortunados.
Sigue luego la auto compasión en la que la persona afectada se hace en muchas ocasiones la víctima, buscando echarle casi siempre la culpa a los demás, incluso cuando comete diversas equivocaciones.
Sigue luego la auto compasión en la que la persona afectada se hace en muchas ocasiones la víctima, buscando echarle casi siempre la culpa a los demás, incluso cuando comete diversas equivocaciones.
Como consecuencia de
los anteriores y por generarse demasiadas e irreales expectativas, los seres
humanos tienden, no solo a deprimirse, sino a vivir casi que cómodamente con la
depresión, con lo cual poco o cada nada se le llega a encontrar a la vida. Cambiando
las anteriores problemáticas podremos más bien ocuparnos y no preocuparnos,
serenarnos en lugar de estar irascibles, valorarnos en lugar de victimizarnos,
y animarnos para no estar decaídos.