La serenidad no se deriva de la ausencia de dificultades
más si en la capacidad de poder afrontarlas y superarlas. Un desafío?, un
reto?, sí, pero solo parcialmente, pues para completar la ecuación y resolver
la incógnita, resulta preciso añadir los componentes de la aceptación y la
acción.
Hace poco tuve una experiencia interesante cuando hablaba
con un amigo a quien el día anterior le había dicho algunas verdades
recordándole en ellas que el incumplimiento es molesto puesto que, cuando nos
dejan esperando para una cita sin explicación o excusa anticipada, se juega con
el tiempo de uno. El caballero entonces al día siguiente por algo mínimo se
molestó y en una especie de venganza me atribuyó a mí la responsabilidad de
algo que se había dicho.
Preferí entonces callar, en vez de discutir y hasta ahí, al
menos durante el incidente, quedaron las cosas. ¿Que obtuve con eso? Lo primero,
no subir de nivel una simple discusión que en realidad no valía la pena y , lo
más importante, ese día no me avasallaron ni la molestia, ni ningún otro
componente negativo, y por esto al final del día me sentí más fresco que una
lechuga. ¡¡¡¡Que delicia!!!!, que tranquilidad!!!!