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Saturday, January 25, 2014

Sam, mi padrino….

El padrino es un término muy usado en diferentes situaciones. Padrino de bautizo o de matrimonio por ejemplo, es un testigo fiel de que el acto de consagración se ha realizado. “Sacramento del altar madrina”, decía mi hermana Cristina al saludar con cariño a Mariela , quien había ejercido tal papel en el respectivo momento.

Padrino también es aquel que le ayuda a otro a procurar cosas en la vida, especialmente en el terreno laboral. Alguien afirmaba que, en relación con la consecución de un puesto, sobretodo en el sector público, era necesario tenerlo, ya que de no hacerlo así se le cumpliría la triste sentencia de que “Quien no tiene padrino no se deja bautizar”.

Quisiera ahora referirme a un hombre que siendo ciego poseía un bello perro labrador que lo acompañaba y guiaba a cuanta parte iba. Sam, se llama el animalito, y Jim su amo. Cuando los conocí me caló la linda relación entre ellos dos y por ello, pensando en un buen soporte espiritual, decidí adoptar imaginariamente a Sam como mi padrino de vida.

Pero como así, un perro de padrino espiritual? Pues sí. Sam me enseñó cosas que casi no se ven en algunos ubicados dentro del género humano. Esto es lealtad, gratitud, solidaridad, mansedumbre, y hasta valor, en momentos de amenaza. Por ello escogí entonces a Sam como mi padrino. Hoy no se adonde estará ninguno de los dos, pero siempre, con infinita alegría registro como estuvo tan consolidada la relación entre Jim, mi inolvidable padrino Sam, y yo.

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