La distancia más larga es el trayecto entre mi cabeza y mi
corazón. Y eso por qué?, preguntaría con asombro Virgiliano?. Por algo muy
sencillo, seria la respuesta. Están cerca, muy cerca en distancia, pero lejos, muy
lejos en conexión, puesto que para lograrse ello la mente debe tener acceso
directo al corazón y ello se consigue solo por medio del enlace entre el sentimiento
y la convicción.
El ser humano es por naturaleza intelectual y le gusta escudriñar,
estudiar, y buscarle la comba al palo. Por ello le es tan difícil a veces poder
darse cuenta de lo que está sintiendo y tener la capacidad de expresar a
alguien lo que esto le implica , medio importante para desahogar de tal manera lo
que más le molesta y en algunos casos agobia.
Duda, asombro, ira escondida, resentimientos, celos,
envidia, orgullo, vanidad, por una parte, son apenas algunos de los
sentimientos que se experimentan, pero los que, si se acumulan en la mente y en
el cuerpo sin compartirse, producen efectos poco agradables. Otros serian amor,
caridad, comprensión, compasión, generosidad, y en fin muchos positivos que al
sentirlos y manifestarlos generaran sólidos pilares para un muy buen vivir y
con calidad de vida.