Esta es una frase relativamente corta, aunque su
significado es bastante amplio. En estos días me llamó a quejarse un amigo
quien había alojado en su casa a un pariente por unas pocas horas el que, en
camino al aeropuerto, lo tenía desesperado. Que te pasa, ¿le pregunte?, durante
una pausa en su trayecto. Bueno es que no para de controlar, protesta por todo,
y solo quiere que hagan lo que él dice. Me tiene loco, con su negación y
egocentrismo.
Usando la mejor de las tácticas de Coach que logre sacar a
relucir le dije, con el ánimo de que cambiara su actitud, que contenía bastante
ira, por una diferente acompañada de humor, sobre el tema le pregunté: ¿Has
oído acerca del texto que está de moda acerca de cómo entender a las personas
que no quieren escuchar? Noooo, dime donde lo consigo? Bueno podría levantarte
una copia, solo que son apenas cinco mil volúmenes y cada uno es del tamaño
mismo de El Quijote. Mi amigo se rió y se dispuso entonces a escucharme.
El siguiente paso fue preguntarle: ¿Y cuantas horas faltan
para que lo dejes en el aeropuerto?, dos me dijo. Bueno entonces aprovecha ese
tiempo para sacudirte esas emociones y pensamientos que al respecto te agobian
y solo bríndale aprecio, entiéndelo y compréndelo, más que juzgarlo. Nuestra
conversación termino allí diciéndome: ¡mil gracias!!!, no, le repliqué, el que
te doy gracias soy yo a ti por enseñarme y recordarme que, para situaciones
similares, a quien le corresponde cambiar es fundamentalmente a mí.