Hay algo que resulta bien incomodo y esto es que cuando uno
entra a un salón que esta repleto de gente, alguien hace un imprudente
comentario acerca de uno y entonces la mayoría se empieza a reír. Es mofa,
burla, o como se quiera llamar, y es bien incomoda para quien recibe el gesto.
Y si estamos hablando en una reunión y de pronto el jefe
del grupo u otro compañero se manda un sarcasmo contra nosotros, esto también
resulta bastante desagradable, especialmente por la interpretación y
trascendencia que el afectado le de a la circunstancia la cual, aunque no es
nada agradable, también puede tornarse en algo simpático y sin resentimientos
resultantes.
Un ejemplo lo viví cuando alguien de origen extranjero en
una reunión empezó a hablar en el idioma en el que ella transcurría y
obviamente tenia un marcado acento, pues la lengua en la que se expresaba, no
le era común, aunque la manejaba bien. Entonces en medio de su intervención de
un momento a otro paró su intervención y le dijo a los que se reían “Me
gustaría que Uds. que de mí se burlan, hablaran en mi idioma, para ver si lo
hacen mejor que, con el que siendo suyo me expreso, para poder ser entendido
por todos. El silencio fue total y a
partir de ahí jamás se volvió a presentar burla alguna.
Por ello es bueno plantear cuando esto se presente la
disyuntiva de que, en vez de mofarse de nosotros, se rían con nosotros, ya que
esto, no solo es mas divertido, sino que contribuye de manera eficaz y positiva
al buen ambiente y al desarrollo de atmósferas sanas en las relaciones humanas
y en el intercambio entre distintos grupos de trabajo.