Una persona expresaba que el joven sabe lo que piensa hacer
mientras que el viejo sabe lo que hace, lo cual no debe exagerarse ni para uno
o para el otro lado, ya que esto se convertiría en mayúscula imprecisión e
injusto tratamiento para cualquiera de las edades a considerar.
Recuerdo alguna vez el comentario de un hombre que decía
que era muy difícil para alguien ser ministro de las finanzas de un país si
este no hubiese pasado alguna vez por la experiencia angustiosa de haber girado
un cheque sin fondos para atender el pago de la nómina de sus empleados, con el
corre, corre y agite de ir de banco en banco buscando como cubrir los faltantes
de dinero, todo ello, no por desidia ni por irresponsabilidad, sino por
difíciles situaciones de tesorería causadas por problemas externos globales de
la economía.