Hay otro beriberi que yo catalogaría como bien maluco es el
de nuestros propios pensamientos con el cual no dejamos de hablarnos
mentalmente de manera repetitiva acerca de algo que nos este afectando, llámese
una “tusa amorosa “, un miedo, un rencor, y porque no decir en general, variados
pensamientos negativos.
Y esto como podría solucionarse. Bueno, diría nuestro profe
Kokoriko. Es aparentemente fácil, pero requiere de acción de nuestra parte.
Somos amigos a ratos de no parar, ni de pensar ni de hablar, porque no nos
gusta estar solos con nosotros mismos. Por ello el hacer silencio interior
acalla ese chorrero de voces, lo cual nos traerá la calma o como mínimo el
quitarnos de encima esa “tatareadera” mental.
Lo anterior concurre con una linda reflexión que dice “
Hacer silencio dentro de uno es darle a Dios la oportunidad de sentarse a
nuestro lado” lo cual me confirma el aserto de mi amiga Anke quien con frecuencia
dice que cuando experimentamos desasosiego, intranquilidad y demás, es porque
no estamos enchufados con nuestro Poder Superior, de forma similar a la que , cuando
si se quiere oír un radio que solo tenga conexión eléctrica, esto solo será
posible si el mismo está conectado a la pared a través de un cable conductor.