" Ala ", pero que pizco más agrio es ese señor, dice el “cachaco “ , luego de ser atendido en una oficina como un “ can “ por alguien para quien parece que el sonreír es prácticamente un sacrificio. Y esto pasa en muchas partes, sin importar la ciudad o el país en donde ese tan maluco evento ocurra, puesto que hay personas para quienes la amargura parece ser su principal estilo para relacionarse con los demás.
No debe olvidarse que quien está atendiendo a un cliente, a
un paciente, a un visitante, es un servidor público y que por tanto su misión
necesariamente debe estar basada en la cortesía, la buena educación, y el
prudente trato para aquel que requiere sus servicios.
De otra parte, el amable comportamiento también se aplica a
quien recibe el servicio, ya que algunos se creen que se lo merecen todo y que
pueden ser altivos y groseros con quienes los atienden. Por ello tanto para los
unos como para los otros es bueno refrescar sus comportamientos con componentes
importantes de buenos modales en los que el sonreír será un factor muy
importante para las buenas relaciones.