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Saturday, April 05, 2014

Y después... también soy responsable

Cuenta un libro basado en los doce pasos de Alcohólicos Anónimos que había una vez en Alemania una persona que sufría de la enfermedad de la adicción y para quien el parar de consumir no había sido nada fácil, agregando como factor adicional el que prácticamente lo había perdido todo en el lado material y emocional y ni siquiera le quedaba un trabajo para sostenerse, ni para sostener a su hogar por el abandonado. Aunque había perdido su matrimonio del cual había un precioso hijo, sin embargo no se quedó totalmente solo y su familia paterna, conformada por gentes de muy buenos sentimientos, se unió haciendo un gran esfuerzo para lograr internarlo en un centro de tratamiento al norte del país.

Aunque el lugar era bueno, más no lujoso, y como el proceso se había realizado durante la época navideña, el frio era tan grande que calaba hasta los huesos. En el centro de tratamiento estuvo por treinta días con permanente confrontación de su enfermedad y de sí mismo, al cabo de los cuales obtuvo el don de la recuperación, aunque allí le dijeron que esta seria tarea para toda la vida. Uno de los puntos que le insistieron era que los principios derivados de los doce pasos le tocaría aplicarlos en todos los aspectos de su vida.

Al cabo de un tiempo regresó a su ciudad de origen adonde a los pocos meses, con gran fortuna, consiguió un trabajo. Estando en esa nueva etapa alguien del programa le preguntó: “Y como van tus responsabilidades para con tu pequeño hijo?”. Bueno, pues, tartamudeó, aun no le estoy mandando nada. El otro entonces le recordó que el programa estaba basado en principios de honestidad y que por tanto, para poder continuar con pie derecho en su proceso, debería atender de manera prioritaria a ese sagrado compromiso.

El concepto anterior se aplica a cabalidad en la recuperación del adicto cuando en verdad es honesto consigo mismo y para con los demás, recordando, que los individuos somos responsables, no un día, ni dos ni tres, sino para toda la vida. Tal aserto garantizará, no solo una recuperación bien afianzada, sino la solidificación de las estructuras fundamentales y básicas para un buen vivir en sobriedad.

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