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Thursday, January 11, 2024

Generosidad con unos y tacañería con otros

Transcribo esta historia cuyo autor desconozco pero que creo se aplica mucho en la vida de diversas personas “Una mujer entro a un granero y le preguntó al tendero: "A cuánto estás vendiendo los huevos?" El viejo vendedor respondió: a $10,000 pesos el cartón, señora". Ella le dijo entonces: "Tomaré 6 huevos por $2.000 pesos o me iré". El anciano vendedor respondió: "Esta bien señora, llévelos al precio que usted quiera". Puede ser, que este sea un buen comienzo, porque hoy no he podido vender ni un solo huevo. Ella tomó los huevos y se fue sintiendo que había ganado. Se subió a su automóvil y se fue a un elegante restaurante con una amiga. Allí, ella y su amiga ordenaron de la carta, lo que más les gustaba. Comieron un poco y dejaron mucho de lo que ordenaron. Luego ella fue a pagar la cuenta. La factura le costó $160.000 pesos. Ella dio $200.000 y le pidió al dueño del restaurante que se quedara con el cambio. Este incidente podría haber parecido bastante normal para el propietario, pero, muy doloroso para el pobre y anciano vendedor de huevos a quien le regatearon el precio”.
La pregunta es: ¿Por qué siempre demostramos que tenemos el poder cuando compramos algo a los necesitados? ¿Por qué nos gusta tanto vivir de las apariencias? ¿Mascaras, deseos de impresionar con dinero, pero injustos cuando realmente debemos ser justos? Lo anterior se aplica también hacia nosotros en los casos en que escogemos comprar un automóvil bien costoso y famoso solo para mostrar que tenemos dinero, pero debido a ello nos privamos de atender muchas de nuestras necesidades en algunos casos incluso de las que se consideran primarias.

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