Los programas de doce pasos basados en los
principios que Bill W. y Bob S. escribieron en la época de los años
treinta dirigidos a ayudar a la recuperación de aquellos que sufren de la
enfermedad del alcoholismo, citaban en uno de sus pasos , el quinto, que a la
letra dice “ Admitimos ante Dios , ante nosotros mismos, y ante otro ser
humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos “, buscando con ello, luego de hacer un inventario personal de los
errores cometidos, una confesión en la cual la persona que la hace se siente
confiada en que esta herramienta es fundamental en todo el proceso que cada
cual vivirá , un día a la vez, dirigido
a su recuperación.
“La confianza en Dios, en nosotros mismos y en
otro ser humano, nos permite enfrentar la calamidad con la serenidad “, se
expresa por alguien vinculado cualquier programa (Alcohol, drogas, juego,
comida, sexo, etc.), entendiéndose por otra persona, una que, con su
experiencia en el manejo de la enfermedad, luego de escuchar al exponente,
pueda guiarlo para que tan anhelado propósito se cumpla.
Lo anterior consigna una semblanza parecida a
la de Los tres Mosqueteros, de la que habla Alejandro Dumas en su magistral
obra, ya que uno es para todos y todos son para uno, todo ello en un magnifico
ambiente , escenario de una generosa comprensión, basada en el servicio.