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Thursday, April 14, 2022

Malandrerías

Cuando en alguna circunstancia vemos alguien cercano a nosotros que hace trampas, “malandrerías “, o sencillamente algo inadecuado, nos referimos a él o ella como que persona tan deshonesta. La verdad es que trampear, robar, chismear malévolamente, o ser mentirosos, son manifestaciones claras de el no ser honestos con los demás. Bueno, y que pasa cuando somos deshonestos, no solo con los demás, pero, quizás lo más grave, ¿con nosotros mismos? Pues ahí si que el hilo se rompe por la parte más delgada, ya que si no pensamos y actuamos en honestidad lo que estaremos produciendo es un letargo en nuestras posibilidades de cambio personal.
Veamos un ejemplo claro. Una persona es infiel, según dice él o ella desde muy jóvenes y por lo tanto bien mayores continúan siéndolo así, sin percatarse del daño que le hacen, no solo a su pareja, sino que también a ellos mismos, puesto que la infidelidad es quizás una de las acciones que más ofende a los afectados. En tales casos hay no solamente deshonestidad con los demás sino también consigo mismos. Sin honestidad con nosotros o con los demás no hay crecimiento y quien actúa así lo hará como la bicicleta sin cadena a la cual por más que se le dé pedal no avanzará a ninguna parte. El ser honestos, como un contrario positivo, sienta las bases y los fundamentos hacia un mejor vivir, estructurado dentro de ese, tan anhelado crecimiento personal.

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