Quisiera en esta oportunidad evocar aquellas noches en la
que no podemos dormir y damos vueltas y vueltas en la cama hasta que finalmente
pasamos la noche en blanco y al día siguiente amanecemos somnolientos, cansados
y decaídos de ánimo. Que cosa esa pues pese a que nos hacemos terapia interior,
contamos ovejas, vemos televisión, o leemos un libro, nada lamentablemente
cambia pues estamos frente a una batalla campal en la que el subconsciente le
gana al consciente y nuestro ego negativo triunfa.
¿Y es esto común? Claro, y pasa hasta en las mejores mentes
en aquellos instantes en los que la culpa nos atormenta y la preocupación nos
inquieta. ¿Y eso por qué? Bueno, bien sencillo de entender, más un poco difícil
de aplicar. Ambos problemas surgen porque, o nos quedamos en el pasado y no nos
perdonamos por los errores cometidos, o porque queremos solucionar al instante las
situaciones que podrían suceder en el futuro el que es totalmente incierto.
Solución habrá ¿Claro que sí, pero no es sencilla? Esta
yacerá en poder aceptar aquello que no podemos cambiar para ubicarnos mental y
emocionalmente en el presente. Si esto lo logramos, con seguridad absoluta nos
quitaremos de encima una noche más de insomnio y podremos disfrutar de un día
mucho más tranquilo, relajado y optimista.