Viendo que no podía comer los alimentos que a su contacto quedaban transformados en dicho metal, pidió al dios que le liberara de su don, para lo cual tuvo que bañarse en el río Pactolo, el que desde entonces contuvo arenas auríferas”. Pobre Midas pues su ambición por el “vil” metal lo condujo a circunstancias de salud muy complicadas y a una existencia invivible..
Al igual que al rey midas no pocos piensan que existen gratificaciones que el dinero siempre puede comprar. Alguien por ejemplo afirma que "Lo real es la salud y no las piezas de oro, y plata", implicando con ello que, sin salud no tenemos nada, así lo poseamos todo en el terreno material, lo cual no lo es todo en la vida.