En busca de la felicidad

La felicidad no es algo que yo pueda exigir. Esta llega más pronto mientras sirvo a otras personas. Y es que ayudando a los demás puedo alcanzar la felicidad? Pero pues claro, como diría una alumna mía en mis cátedras universitarias de Administración Financiera por allá por los años ochenta. Creo firmemente en que la felicidad, bien sea grande o pequeña, de todas formas es gratamente recibida, ya que sin duda alguna el ser feliz es un premio y si ello lo derivo del servicio desinteresado pues ella vendrá acompañada también de paz así el beneficiado no nos diga gracias, ni tampoco sea nos para nada reciproco.

Y es que este tema de la gratitud y la reciprocidad ante un servicio o valor recibido si que es importante para quien otorga una ayuda cualquiera que ella sea, partiendo del fundamento de que, si no nos agradecen el favor que prestemos pues “tranquilo como Camilo”, sin enojos ni protestas y mucho menos resentimientos. El dar más que recibir es algo que Francisco de Asís expresa en su famosa y estimulante oración, la cual, si la analizáramos y aplicáramos bien al detalle mucho nos ayudaría a ser felices aunque no nos agradezca o devuelva un favor.