Qué bueno sería dejar de ser juzgadores

” Con la vara que midas serás medido “, expresa el antiguo refrán en el cual se puede concluir que uno no debe criticar las pisadas de otro hasta tanto no haya caminado al menos un kilómetro con sus zapatos. De ahí que me agrada mucho cuándo se dice que no juzguemos para no ser juzgados puesto que ese papel corresponde a los tribunales de justicia y no a los seres humanos simples, esto es de carne y hueso. Por lo anterior es importante que miremos primero la viga en nuestros propios ojos que la pajita en los de los demás, puesto que cuando estamos criticando, a lo mejor no lo hacemos al defecto de aquel otro que estamos observando y juzgando, sino más bien el reflejo de nuestras propias deficiencias.

Una persona justa no juzga, más si puede tener la empatía suficiente para deducir lo que le pasa a otra quien quizás actúa de la manera que no nos gusta ni en él ni en nosotros. Una mirada compasiva y una retroalimentación sensata y objetiva será sin lugar a duda lo mejor que podremos hacer en lugar de andar por ahí juzgando y chismoseando.