Honestidad y crecimiento

Cuando sea grande quiero ser como tu , le dice el pequeño a su padre a quien admira con todo su corazón, especialmente cuando aquel es un individuo de comportamiento intachable. En otros casos, aunque el progenitor sea una persona agresiva, poco detallista, e indiferente, es muy probable que no lo admire tanto, aunque el amor por su padre y por su madre en un niño resulta muy difícil que desaparezca, cualquiera que sean las circunstancias. Si un pequeñín crece con buena educación y siguiendo costumbres sanas emanadas de su hogar, es bien probable que así avance en la vida y por tanto se consoliden en él, tanto la honestidad como el crecimiento individual. No podría decirse lo mismo de aquellos que crecen en ambientes familiares nocivos, aunque, pese a atmosferas inadecuadas, hay personas que se desarrollan por senderos de bien.

De todas formas está en el libre albedrio de cada ser humano el escoger ser honesto o no y, cuando la escogencia es la de dirigir su vida por el correcto sendero, lo que ella le demarcará será un crecimiento individual , especialmente excelente en calidad de vida, en valores morales, y de comportamiento, que sin duda alguna le traerán buenos frutos.