¿Y entonces, por donde empiezo?

A alguien se le asignó una tarea que para el parecía ser bastante difícil. La persona se quedó rumiando su miedo por varios días quedándose estático acerca de cómo abarcar su cometido. Estando en ese divagar de una mente confundida se le acercó un compañero de trabajo quien le pregunto: ¿Oye que te pasa que te veo bien preocupado y como haciendo globitos en el aire? La verdad, le dijo el encartado y confundido parroquiano es que tengo que hacer algo y no sé cómo empezar ya que, si no lo termino, me tocará pagar las consecuencias de mi inactividad. ¿Y ya tienes bien claro que es lo que te toca hacer?, pues la verdad no, le contesto su asustado amigo. Entonces arranca desde determinar para donde vas ya que para ir de A hasta B hay que trazar una ruta y preparar un plan de acción.

Con lo anterior concluyo que un problema bien definido nos lleva a la solución, puesto que para poder propender por ella tenemos que saber cuál es la vía. Algunos en Ingeniería Industrial la llaman la ruta critica y otros no tan adelantados la denominarían simplemente como el camino a seguir y para ello tenemos que empezar por definir el problema y poner en ejecución un plan de acción que nos lleve a la solución.