¡¡¡Necesito ayuda!!!

¿Será que somos invulnerables como Superman cuando no tiene enfrente la Kriptonita? O por el contrario somos vulnerables como lo es cualquier ser humano y por tanto no somos tan potentes como para no necesitar ayuda de alguien. Sin embargo el orgullo, fundamentado en creencias equivocadas aprendidas desde muy niños, nos hace erróneamente pensar que cuando se pide ayuda se está siendo débil lo cual es totalmente ajeno a la realidad, puesto que en mi concepto , el valor de reconocer nuestras debilidades, para nada nos hace menos que nadie.

Pedir ayuda es un caso de humildad y no un motivo de humillación. El proceso requiere a la vez alejar la arrogancia de nuestros pensamientos y comportamientos ya que al hacerlo estaremos diciendo que necesitamos esa ayuda y que cuando la recibamos será motivo, no solo de gratitud, sino a la vez de alegría. ¿Y qué pasa cuando pedimos ayuda y se nos niega? Pues absolutamente nada ya que resulta bueno recordar que, cuando una puerta se nos cierra, Dios en su infinita sabiduría y seguridad, nos estará abriendo otra, la cual no dudemos podrá ser mucho mejor que la primera.