Es un secreto

Aún recuerdo y, porque no confesarlo, también canto, aquella preciosa canción que aprendí en mi adolescencia que decía en una de sus estrofas “Es un secreto, no lo comenten, estoy enamorado de Pamela y nadie se puede enterar. Es un secreto, no lo divulguen…”

Refiriéndome al momento presente desearía citar lo que algunos autores y pensadores terapéuticos en el área del comportamiento afirman y esto es que cada persona esta tan enferma como sus secretos, referido ello principalmente a los que, por no sacar a la luz ni compartir lo que les pasa, generan diversos estados de culpa, ansiedad, depresión, o como mínimo algunas molestias emocionales. El compartir nuestros secretos más íntimos no es algo para hacer con cualquier persona. En no pocos casos es requerida la seriedad y la confidencialidad en la relación para evitar que, aquello que guardamos con celo en nuestro interior, vaya a salir al conocimiento público porque, a quien le contamos nuestros asuntos vaya a hacer de esto un chisme malicioso, el que no solo no nos beneficia en nada, sino que por el contrario nos perjudicará.