Buena Voluntad y Fuerza de Voluntad

En muchas ocasiones cuando alguien no puede dejar algo que le es nocivo como por ejemplo una adicción a las drogas, alcohol, pastillas, juego, etc., la gente le juzga diciéndole: Lo qué pasa con Usted es que no tiene Fuerza de Voluntad. Ay, si solo con la fuerza se pudiesen arreglar algunas adicciones tan fuertes sería maravilloso, pero en la práctica no es así puesto que la persona enferma de la mente en cada oportunidad que recae pretende hacer las mismas cosas esperando resultados diferentes. Por lo anterior creo más en el ejercicio de la buena Voluntad, la cual tornaría la tan cacareada Fuerza de Voluntad en nuestra voluntad para acudir a un Poder Superior, Dios como cada cual lo concibe, en busca de ayuda.

O sea que en vez de pujar buscando conseguir esa fuerza en uno, se le recomienda a los afectados con la enfermedad de la adicción el dirigir su mirada hacia lo más Alto, para con humildad y convicción decirle “Señor, ayúdame por favor a salir de esto que tanto daño hace, no solo a mi sino a los que me rodean, y que con Tu Fuerza podré superar”.