Bajándole a la impulsividad y a la agresividad

Siempre resulta conveniente poner un espacio entre la acción y la reacción con el sano propósito de no ser impulsivos ni agresivos. Y es que la impulsividad y la agresividad solo conducen hacia destinos poco convenientes en las que no pocas veces se recibe y se da dolor. El ser impulsivos implica el hacer algo prácticamente sin pensarlo creyendo que ello no traerá consecuencias. Pues resulta que en muchos casos si las trae, lo cual me recuerda el dicho aquel que expresa que “De las carreras no queda sino el cansancio” y del otro que afirma “Que no por mucho madrugar amanece más temprano”.

El no ser impulsivos no implica que seamos pasivos y que no tomemos acción en nuestras vidas. Para nada. La acción es muy importante mientras que la impulsividad no lo es para nada. Solo es algo bien inconveniente. De otro lado cualquier tipo de agresividad sí que es dañina y esta surge muchas veces de acciones impulsivas no pensadas. Por tanto, la célebre frase de “piense, piense, piense” nos ayuda a no agredir a nadie pues ello tarde o temprano nos creara más de un conflicto.