Superando las mudanzas

Cuando nos mudamos de ciudad o país, nos damos cuenta de que, todo lo que en una época era familiar ha cambiado: La gente, los lugares y las cosas que antes nos servían de soporte en el escenario de la vida, han variado o incluso desaparecido. Esto sin duda alguna nos genera extrañeza y porque no decir soledad y sentimientos de tristeza. En el cambio geográfico de residencia notamos que aparecen nuevas tensiones que ya no están enmascaradas ni ahogadas por medios de escapes como relaciones afectivas o sexuales, adicciones, entre otras más. Es decir nos toca afrontar el cambio como se dice popularmente “a palo seco”.

Será un cambio de lugar algo muy difícil de manejar? Pues sí y no, por una muy sencilla razón: todo depende de uno mismo y la forma como se adapte a las nuevas circunstancias. Somos decisorios en cómo afrontemos lo que nos está llegando. En esas mudanzas, llámense de ciudad o país podemos, en vez de aburrirnos, quejarnos y compadecernos, pensar en las nuevas oportunidades que tenemos frente a nosotros las cuales, solo con pensamientos y acciones positivas, podremos llevar en forma armónica, lo cual sin duda ninguna nos llevará a sentirnos bien adondequiera que vayamos.