En la mayoría de los casos, he aprendido a mantener la boca
cerrada en lugar de soltar de mi lengua en aquello que no genere algún fruto
positivo. Y cuando hago algo innecesario o inconveniente, trato de corregir las
cosas, presentadas estas a menudo por acciones en lugar de palabras.
Es mejor callar que locamente hablar resulta bueno, puesto
que en no pocas ocasiones el silencio es mas conveniente que una palabra
impropia para un momento inadecuado. Una boca cerrada o una pluma contenida, a través
del mensaje escrito y no enviado, se convierten en bases muy importantes para
los procesos en los que resulta conveniente el pensar antes de actuar.
Ayúdame Señor a no meterme en lo que no me importa, se transforma
en una expresión aplicable con excelencia para prevenir el incurrimiento en
algo que no resulta oportuno o conveniente. El ser prudente es una verdadera
virtud que bien vale la pena aplicar día a día, en aras de evitar conflictos
innecesarios con los demás.
10 comments:
El sabio refranero se encarga de darte la razón con unas cuantas aportaciones populares a tu idea de que en el hablar se peca siempre más por exceso que por defecto.
Un abrazo.
Los refranes tienen mucha razón.
Es verdad, la prudencia es un grado en muchas ocasiones que se nos presentan en la vida. Abrazos
Es un notable refrán, apreciado Ricardo, que nunca ha perdido actualidad.
Abrazo austral.
Decía Quevedo: Santo silencio profeso, amigos no quiero hablar, pues sepan que por callar a nadie se hizo proceso,ya es hora de tener seso bailen los otros al son ¡chitón!
Muy inteligente Quevedo con esta frase y le doy toda la razón.Saludos
brillante reflexion nos traes Ricardo , en boca cerrada no entran ,moscas , no siempre es facil de conseguir pero es lo mas util como bien dices pensar antes de actuar para no equivocarnos y tener que lamentarse por ello , recibe mis saludos y un fuerte abrazo. jr.
Muy cierta reflexión amigo Ricardo....yo la pongo en practica siempre que puedo. Saludos a la distancia amigo
A veces si pero otras muchas si pensáramos con inteligencia no actuaríamos, pero es nuestro corazón el que hace que saltemos y aboguemos por el indefenso, o por nosotros mismos cuando alguien quiere pisotearnos. Si, yo también pienso luego... Dios mío deténme. Pero ya es tarde.
Es costumbre que se adopta cuando uno se vuelve reflexivo ya sea por experiencia o por haber metido la pata algunas veces. Un abrazo
Así es Ricardo, debemos usar nuestras palabras para bendecir a otros, un abrazo
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