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Sunday, December 09, 2018

Carrusel de amenas juergas


Por allá por los setenta existía en Pereira, Colombia, mi bella ciudad natal, un muy conocido “bailadero “llamado El Carrusel. Era famoso pues en múltiples ocasiones cuando se acababa una fiesta en alguna parte, los caballeros continuaban la farra en aquel sitio que, aunque no era la mata de la elegancia, si generaba un ambiente festivo y alegre. 



Las damas que allí laboraban y que eran conocidas con el sobrenombre de “coperas“ , atendían a sus clientes, y sin ser prodigas de pureza, si lo eran en “ tirar el paso “, esto es bailar muy bien, y por lo tanto los señores pasaban ratos amenos antes y después de entrar al concurrido y famoso sitio. 







Como anécdota simpática recuerdo que los domingos en el Club Campestre de Pereira se celebraban las muy renombradas y buenas Vespertinas bailables, las cuales terminaban cerca de las ocho de la noche. La orquesta que allí amenizaba las reuniones salía entonces del Campestre a tocar en El Carrusel, lo cual generaba risas y comentarios divertidos entre los que a ambos lugares visitaban.



El “Carruco “, como popularmente se le conocía, por estar en el centro de la ciudad adonde vivía mucha de la gente mas conocida de la ciudad, generaba risas y hasta burlas al día siguiente a las damitas de la sociedad, las que agazapadas desde sus balcones observaban con inocente picardia entrar a sus amigos “pasando de agache “ , para que luego les recordaran que los habían visto, para pena y sonrojo de los implicados.

11 comments:

CHARO said...

Recuerdos de otros tiempos, hoy seguro que las damas no se pondrían a "cotillear" para ver quien entra o sale de un lugar parecido, hoy en día son ellas las que van solas a todos los sitios a altas horas de la madrugada.Saludos

Manuela Fernández said...

Cómo ha cambiado la vida, aunque seguro que en algunos lugares, o ciertas personas incluso, siguen igual.

Macondo said...

Entrañables recuerdos del pasado.
Un abrazo.

Ligia said...

Qué bonitos recuerdos de los bailes de antaño, los guateques a los que entonces las chicas no podíamos ir sino acompañadas. Abrazos

Marina Filgueira said...

Hola Ricardo, que bueno es tener recuerdos para contar y para nosotros mismos poder recordar a veces con añoranza; siempre ha sido y sigue siendo un placer leerte.

Te dejo un beso, y mi gratitud.
Se muy, muy feliz.

Kasioles said...

Hay recuerdos que, pese al paso de los años, quedarán por siempre grabados en la memoria.
Seguramente aquellos bailes eran mucho más inocentes que los de ahora, me refiero a que no habría droga pasando de unos a otros y todo se convertía en una alegría sana.
Una vez más, quiero agradecer tus palabras en mi espacio.
Y con mis mejores deseos para que tengas una NAVIDAD feliz arropado por la familia, dejo cariños para compartir.
kasioles

Jose Ramon Santana Vazquez said...

estupenda reflexion Ricardo la que nos traes hoy en el Carrusel que es como la vida misma , traia la alegria y pasaban de incognito por si los vieran es una forma mas de que elser humano se siente identificado con sus gustos y constumbre lo importante er saber reafirmarnos en ellos sin temor al que diran , desde mi rincon un fuerte abrazo . jr.

Lisistrata said...

Buenos recuerdos, en del Campestre les permitían quedarse hasta las ocho de la noche, cuando en la casa de alguna amiga, se hacían las famosas repichingas o empanadas bailables era de dos a cinco de la tarde. Gracias

carlos caggiani said...

Recordar es vivir.
Un fuerte abrazo.

Sandra Figueroa said...

Recuerdos del pasado que no olvidamos amigo Ricardo......Saludos desde Monterrey Nuevo león.....cuídate amigo

esteban lob said...

Aquellos músicos, amigo Ricardo, sí que eran "para todo público".

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