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Friday, October 31, 2025

El arte de parecer un pendejo sin serlo

Hay un tipo de inteligencia que no brilla en discursos grandilocuentes ni en demostraciones evidentes de talento. Es la astucia disfrazada de ingenuidad, el arte de parecer un pendejo cuando, en realidad, se juega con ventaja. Un verdadero maestro en esta estrategia sabe que la subestimación es su mejor aliada. Deja que los demás crean que lo han engañado, que lo han dominado, que lo han utilizado. Sonríe cuando le dan consejos que no necesita y asiente ante críticas que no le afectan. Pero detrás de esa mirada distraída, su mente calcula, observa, aprende.
No hay mayor poder que el de alguien que todos creen inofensivo. Porque mientras el mundo baja la guardia frente a él, él mueve sus piezas con precisión quirúrgica. Y cuando llega el momento, da el golpe que nadie vio venir. Ser un pendejo astuto es una estrategia, un disfraz, una herramienta de supervivencia en un mundo que premia a quienes mejor juegan sus cartas. Y cuando finalmente revela su verdadera inteligencia, el asombro de los demás es la mejor recompensa.

7 comments:

J.P. Alexander said...

Muy cierto. te mando un beso.

Macondo said...

Ciertamente abundan los presuntuosos disfrazados de inteligentes que no ven venir a los inteligentes disfrazados de pendejos.
Un abrazo.

silvia de angelis said...

Un brano acuto e provocatorio che celebra l’intelligenza silenziosa e strategica di chi vince fingendo di perdere.
Buon fine settimana

Susana Moreno said...

Muy cierto. Y a veces lo utilizan para el mal. Un beso

AMALIA said...

Tienes mucha razón en tu reflexión.
Te deseo un feliz Noviembre.
Un abrazo.

Gumer Paz said...

Interesantísima reflexión, Ricardo.
Hay una gran verdad en esa aparente ingenuidad que, en realidad, actúa como un escudo y una estrategia. A veces, saber cuándo guardar silencio, cuándo parecer despistado o incluso poco brillante, es una forma de caminar por el mundo con menos ruido... pero con más visión.

Ese "pendejo astuto" del que hablas no solo observa: también elige el momento justo para actuar, y en ese gesto se revela toda su inteligencia. Un arte silencioso, casi invisible… pero tremendamente efectivo.

Gracias por ponerle palabras a algo tan sutil como certero.
Un gran abrazo, Ricardo.

Menta said...

Muy cierto.Un abrazo!

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