Hay algo que resulta bien incomodo y esto es que cuando uno
entra a un salón que esta repleto de gente, alguien hace un imprudente
comentario acerca de uno y entonces la mayoría se empieza a reír. Es mofa,
burla, o como se quiera llamar, y es bien incomoda para quien recibe el gesto.
Y si estamos hablando en una reunión y de pronto el jefe
del grupo u otro compañero se manda un sarcasmo contra nosotros, esto también
resulta bastante desagradable, especialmente por la interpretación y
trascendencia que el afectado le de a la circunstancia la cual, aunque no es
nada agradable, también puede tornarse en algo simpático y sin resentimientos
resultantes.
Un ejemplo lo viví cuando alguien de origen extranjero en
una reunión empezó a hablar en el idioma en el que ella transcurría y
obviamente tenia un marcado acento, pues la lengua en la que se expresaba, no
le era común, aunque la manejaba bien. Entonces en medio de su intervención de
un momento a otro paró su intervención y le dijo a los que se reían “Me
gustaría que Uds. que de mí se burlan, hablaran en mi idioma, para ver si lo
hacen mejor que, con el que siendo suyo me expreso, para poder ser entendido
por todos. El silencio fue total y a
partir de ahí jamás se volvió a presentar burla alguna.
Por ello es bueno plantear cuando esto se presente la
disyuntiva de que, en vez de mofarse de nosotros, se rían con nosotros, ya que
esto, no solo es mas divertido, sino que contribuye de manera eficaz y positiva
al buen ambiente y al desarrollo de atmósferas sanas en las relaciones humanas
y en el intercambio entre distintos grupos de trabajo.
8 comments:
Dicen de Miguel de Unamuno que, dando una conferencia, cuando tuvo que nombrar a Shakespeare lo pronuncio como se lee en español. Al parecer uno de los oyentes de permitió una sonrisa sarcástica y el famoso escritor siguió la conferencia en un perfecto inglés.
Un abrazo.
Es interesante, pues trabajé 22 años en una multinacional con empresas regadas por el mundo... ahí la mayoría teníamos acento de nuestros países de origen y por lo tanto no podíamos reírnos de nadie.
Es interesante, pues trabajé 22 años en una multinacional con empresas regadas por el mundo... ahí la mayoría teníamos acento de nuestros países de origen y por lo tanto no podíamos reírnos de nadie.
Me a pasado amigo Ricardo, y que mal se siente que se rían de uno, pero ya no me interesa tanto el que se rían, ahora pienso diferente. Que gusto es siempre leerte y reflexionar y recordar aquellos tiempos. Saludos a la distancia amigo.
Esas malas reacciones, estimado Ricardo, son más comunes de lo que creemos. Lo de Unamuno contado por Macondo fue una reacción legítima ante la burla. No conocía la anécdota, pero merece imitadores.
Saludo austral.
La empatía es algo que escasea, para paliar esta falta de educación y sensibilidad está la seguridad en uno mismo que lamentablemente también brilla por su ausencia en muchas personas. Buena reflexión la de tu post. Saludos.
excelente reflexion que deberia de grabarse en letras de oro , reirse del ajeno es altamente de poco estimulo ya que en este caso las personas nos debemos un respeto y asi lo manifestamos una estupenda idea Ricardo la de mirarnos a nosotros si con ello se queda a la altura de quien se mofa sin mas ,gracias amigo por compartirla ,recibe mis saludos y un fuerte abrazo. jr.
Lo tienes que vivir en carne propia para darte cuenta de lo mal que sienta y así evitar hacerlo uno también. Abrazos
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