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Saturday, April 21, 2018

Las cuentas claras y el chocolate…

Pancho, el marido de Ramona, en la célebre tira cómica “Educando a papa “solía decir: No me agrada la bebida; me gusta la por beber, lo cual denotaba, con sarcástico buen humor, sus mejores preferencias. Parodiando a Pancho alguien afirmaba “Me encantan los días de fiesta pues no recibo en ellos ninguna cuenta”, lo cual queda acorde con el desagrado que se siente al recibir alguna factura por pagar y ni se diga de las cartas de las oficinas de impuestos, que dan, no miedo, sino pánico, especialmente cuando ellas llegan un sábado, día en el cual la respectiva oficina gubernamental está cerrada, y no se puede hacer nada al respecto.




Y es que pagar no es lo que más les gusta a algunos, y yo casi que diría a muchos, puesto que un “tarjetazo” para hacer un viaje de vacaciones no representa ninguna molestia al momento de firmar el recibo, más si una buena dosis de intranquilidad cuando al recibir la respectiva cuenta de cobro de la tarjeta de crédito, la suma nos aterra. De allí que al usar el dinero plástico se recomienda hacerlo con prudencia y discreción para evitar en el futura sorpresas desagradables.


Las deudas hoy no son tan buenas, ni nunca lo han sido, excepto cuando con el préstamo se hace una inversión en algo que producirá, además de valorización, un buen rédito cuando se realice su venta. Por ello me parece que tener tarjetas de crédito con intereses leoninos, resulta algo muy comprometedor y difícil de pagar en el futuro. Sabiduría y prudencia seria lo mejor a hacer cuando intentemos financiar algo

14 comments:

Macondo said...

Yo soy un poco chapado a la antigua para eso. Las tarjetas de crédito solo las utilizo para sacar dinero de los cajeros. No me gustan los créditos y menos pagando esos intereses. Si en vez de estar un banco detrás fuera un particular, se le llamaría usura.
Un abrazo.

Jose Ramon Santana Vazquez said...

hay veces que no sabes Ricardo como la utilidad de las tarjetas llega a extremos inverosimiles pues lo uno que hace es como tu bien dices aumentar de forma leonina sus debitos al que la usa , buena reflexion en la que se debe tomar y tner en cuenta el gasto de ellas de forma correcta , recibe un fuerte abrazo . jr.

CHARO said...

No me han gustado nunca las tarjetas de crédito y nunca compro nada con ellas,lo hago en efectivo que lo encuentro más práctico y acertado, sólo las uso para sacar dinero del cajero.Saludos cordiales

Kasioles said...

A mí no me gustan las tarjetas de crédito, las tengo porque casi se ha convertido en una obligación llevarlas por si surge algo imprevisto, pero jamás las usaría por rutina.
Es una buena forma de no llevarse "sorpresas".
Cariños.
Kasioles

Rafa Hernández said...

Eso de las tarjetas de plástico tiene su qué", ya que los hay que gastan alegremente, con la tontería de que no lo tienes que hacer en efectivo ni en metálico y luego vienen los disgustos. Lo mejor es que se había hecho antes toda la vida, y así no te entrampas, porque cuando se acaba lo que lleves en el bolsillo, te vas para tu casa. Las tarjetas de crédito, son cómodas desde luego, pero hay que ir con mucho cuidado; y si la pierdes o te la roban te puedes llevar un palo gordo, ya que no ha sido al primero que lo han dejado "pelao".

Abrazo Ricardo.

Ligia said...

Hoy día llevar una tarjeta de crédito es como llevar dinero en efectivo... Abrazos

Anonymous said...

Sí, prudencia y discreción son las dos grandes palabras.

Tener una tarjeta de crédito, no es malo, es bueno, siempre y cuando la utilices con discernimiento y mejor para alguna emergencia.

Yo les tengo mis respetos, y prefiero comprar solo aquello que puedo. Para mi es mejor conservar mis votos de pobreza, es más infalible. :)

Un abrazo, Ricardo

esteban lob said...

Sabia reflexión, amigo Ricardo. Hay veces en que las famosas tarjetas sacan de apuro, pero en otras las deudas se generan por una especie de adicción al uso del plástico. Claro que muchos entran a una espiral de compromisos porque "los pilla la máquina" como decimos en Chile.

Abrazo.

carlos caggiani said...

El uso de tarjetas de crédito es como dices, peligroso, pero por demás necesario.
Es una manera de llevar un control más acertado y tener la escala de gastos muy clara cuando llega el momento de la declaración de impuestos. También, diría yo, ayuda en que no tenemos que cargar dinero en efectivo en nuestros bolsillos cosa que desalienta a posibles ladronzuelos.
Personalmente, doy buen uso a las tarjetas de crédito débito, con el compromiso de jamás dejar pasar los 30 días para efectuar el pago y así evitar intereses que es el mayor peligro en su uso.
Un abrazo y nos vemos...
Carlos.

Recomenzar said...

La uso tengo una sola
La pago total
al siguiente me
abrazos van

Marina Filgueira said...

¡Hola Ricardo!

Perdona mi demora estuve ausente y llego un poco tarde, pero no falto a la cita eh.
Pues te diré que para mí la tarjeta es uno de los buenos inventos que han hecho, todo o casi todo pago con tarjeta.

Hasta la compra en el súper, desde un una vez que iba yo por la calle tan tranquila, pasó una moto a mi lado, me sacó el bolso en un abrir y cerrar de ojos, casi me tira, pero no me caí al suelo tuve suerte. Pues otras que le pasó lo mismo, se fuero derechitas a hospital. Se llevar un buen pellizco, y desde ese día uso siempre la tarjeta, llevo muy poco dinero encima.

Bien pues es una reflexiva entrada e importante a debatir.
Te dejo un besito, mi inmensa gratitud y estima.

Se muy, muy feliz.

Sandra Figueroa said...

Yo pago en efectivo ......siempre es bello leerte y reflexionar....te dejo mis saludos amigo Ricardo.

Manuel said...

Hay que ser muy prudente con ellas, porque si gastas alegremente, después te cuesta un par de años ponerte al día, vamos, que me ha pasado a mi. Ahora solo dispongo de una, porque en ciertos sitios son imprescindibles, como por ejemplo: hacer una reserva de un vuelo, en algunas autopistas de peaje, etc. si no, ni ésa tendría.
Un fuerte abrazo, querido amigo.

Trini Altea said...

Un saludo desde España.

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