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Wednesday, April 29, 2015

Tormenta y serenidad

Alguna vez los habitantes de Miami experimentaron el paso de una de los huracanes más grandes de la historia de la región el cual entonces, empezando los noventa, se conoció con el nombre de Andrew. Fue algo realmente pavoroso que llevó a los vientos a sacar embarcaciones del agua y hasta arrancar gruesos arboles de su tallo en diferentes zonas del sur del estado de la Florida, en los Estados Unidos.

Fue una experiencia muy dura que afectó a muchas personas, de la cual afortunadamente se salió adelante, caso un poco similar a los Tsunamis de los años dos mil los cuales, como en el caso de Andrew, no solo causaron grandes destrozos, sino que a la vez afectaron psíquica y emocionalmente a muchas personas. Fue algo tan duro que, en términos como los que empleara mi inolvidable maestro Héctor Trujillo Mejía en sus célebres terapias de ayuda, podrían estos fenómenos naturales considerarse en un principio como sencillamente horrorosos

Y en tales casos quizás algo que más se afecta es la tranquilidad de las gentes, olvidándose que la serenidad no implica necesariamente el estar libre de las tormentas, sino más bien el permanecer tranquilos durante y posterior a ellas, lo cual dará las bases para poder poner en acción programas de reconstrucción que en la mayor parte de los casos conllevarán mejores posibilidades para un futuro.



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12 comments:

Marcos said...

La serenidad nos la pone la vida a prueba en momentos muy concretos. Dichosos los que sepan reaccionar con la misma, son dueños de su futuro.

São said...

Manter a serenidade nos momentos complicados é muito importante, de facto...mas, convenhamos, bastante difícil!

Meu estimado amigo Ricardo, fuerte abrazo!

São said...

Manter a serenidade nos momentos complicados é muito importante, de facto...mas, convenhamos, bastante difícil!

Meu estimado amigo Ricardo, fuerte abrazo!

esteban lob said...

Es envidiable, Ricardo, tener serenidad en medio de las catástrofes.

Abrazo austral.

Recomenzar said...

como siempre querido eres genial con tus escritos

Marina Filgueira said...

Hola Ricardo, hago una escapada de mi descanso para que sepas que sigo viviendo hoy por hoy.
Uno se siente indefenso ante una catástrofe. Un fuerte huracán puede ser muy destructivo. Está el caso de Nepal con ese gran terremoto que trae al mundo sobrecogido.
Que Dios no ayude.

Te dejo un beso y toda mi estima.
Se muy feliz.

amparo puig said...

Hay catástrofes naturales y catástrofes íntimas. Como bien dices, tanto en unas como en otras creo que hay que aprender a convivir con las tormentas manteniendo esa serenidad siempre tan deseable. Un abrazo.

Rud said...

Muy querido Ricardo
La mayoría de los seres humanos no estamos realmente preparados para enfrentar desastres. Si bien, en mi caso, he conservado la calma cuando he sentido un temblor de tierra; en verdad nunca he tenido que “asistir” a un terremoto en el cual todo el mundo huye despavorido e invade mucho temor a la población en general.
Siempre le he dicho a mis hijos que nadie se muere la víspera, les enseñé, con el ejemplo, a estar tranquilos y a buscar un sitio cercano para evitar desgracias.
Feliz fin de semana, un abrazo lleno de paz


Mercedes Cardona said...

MERCE CARDONA, AGRADEZCO TU PASO POR MI CASA. BESOSSSSSSSSSSSSSSSS.

Es muy triste esto de Nepal, siempre toca a los mas pobres, ¿porque sera?
es un misterio...........

Besos

Franziska said...

Tras la tempestad siempre llega la calma pero lo que se sufre hasta que llega, es indecible.

Cuando una fuerza contra la que no puedes luchar, aparece la única solución es no ofrecer resistencia y esperar a que amaine. Tienes razón en todo lo que dices.

Un abrazo. Franziska

Kasioles said...

Mantener la serenidad ante situaciones difíciles, no es algo que pueda lograrse tan fácilmente.
De todas formas, hay veces que uno mismo se puede sorprender ante la entereza que podemos mostrar en ciertas ocasiones.
Tendré que leer tu libro, felicitaciones por tu trabajo.
Cariños.
kasioles

CÉU said...

Hola, Ricardo!

Perante todas las catástrofes, pessoais ou não, há que manter la serenidade, lo que no es fácil. Temos de aprender e proceder como los japoneses.
Tengo nuevo post. Gracias.

Dias felices, querido Ricardo!

Abrazo.

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