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Saturday, May 24, 2014

Vaya!!! Que aguacero…

Aguaceros los hay por doquier, incluso con bautizo propio. En mi época de niño y adolescente, era muy común hablar del aguacero de las dos de la tarde , viviendo en la “querendona, trasnochadora, y morena”, como definía a mi bella ciudad natal, Pereira, el gran maestro musical Luis Carlos González Mejía, autor de muchas y magnificas composiciones en las que se destaca universalmente “La ruana”, la cual es el precisamente el “abrigo del macho, macho”;. Todo el mundo estaba entonces “preparado y listo”, de manera similar a como, cuando en los partidos de futbol, así lo anunciaba el “colorado”, Carlos Arturo Rueda Convers.

En esta ocasión quisiera hablar de los aguaceros emocionales que a veces se nos presentan, programados, o no, los cuales nos bambolean, cual chubasco común y corriente. Estos son sorpresivos y otras veces anunciados, los que fueren como fuesen nos afectan en mayor o menor grado de intensidad.

Un verdadero logro consiste en terminar el día en paz, a pesar de las tormentas, y para este propósito se hace más que conveniente el mantener en todos los momentos y situaciones la cordura, la serenidad, y la calma, evitando de esta manera cualquier estrago indeseable que en nuestros sentimientos pueda llegar a ocurrir.

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